La Torre Rise de 475 metros: el coloso que coronará Monterrey, ¿señal de auge o riesgo de burbuja?
En el corazón industrial de México se levanta un gigante de acero y cristal.
La Torre Rise Monterrey, con 475 metros y 94 pisos, aspira a convertirse en el rascacielos más alto de Latinoamérica. Pero mientras crece hacia el cielo, surge la gran pregunta: ¿es símbolo del auge que vive Nuevo León con el nearshoring, o el reflejo de una posible burbuja inmobiliaria que podría poner a prueba al mercado?

Imagen real de Monterrey. Foto de Jorge Gardner en Unsplash
En el corazón industrial del norte de México se alza una estructura que promete redefinir el skyline latinoamericano. La torre Rise Monterrey, con 475 metros de altura y 94 pisos, se convertirá en el rascacielos más alto de Latinoamérica cuando finalice su construcción en 2026.
Pero mientras el proyecto avanza a ritmo vertiginoso, surgen las preguntas inevitables: ¿es esta torre símbolo del auge inmobiliario impulsado por el nearshoring o una posible advertencia de sobrecalentamiento del mercado?
Un gigante que transformará el horizonte regiomontano
Ubicada en el sector Obispado, entre las avenidas Constitución e Hidalgo y frente al río Santa Catarina, la torre Rise Monterrey se erige como el nuevo ícono urbano de Nuevo León. Con diseño del despacho Pozas Arquitectos y desarrollada por Ancore Group, esta megatorre combinará oficinas, residencias, hotel, espacios comerciales y un mirador público a 400 metros de altura.
Según Players of Life, el avance de obra supera ya los niveles subterráneos, con cimentaciones de gran profundidad y materiales de alta resistencia sísmica. El diseño estructural contempla tecnologías antisísmicas y sistemas de eficiencia energética que buscan la certificación LEED Silver, siguiendo una tendencia de construcción sostenible que Habitaro ya analizó en su artículo sobre materiales sostenibles 2025.
Con una inversión estimada superior a 600 millones de dólares, la Rise no solo redefine la escala de Monterrey: coloca a México en el mapa global de la arquitectura vertical junto a ciudades como Dubái, Nueva York o Kuala Lumpur.
Monterrey: el nuevo laboratorio del nearshoring industrial
La construcción de la torre Rise Monterrey ocurre en un contexto económico sin precedentes. La ciudad se ha convertido en el epicentro del nearshoring, atrayendo inversiones de firmas estadounidenses y asiáticas que buscan relocalizar operaciones.
De acuerdo con datos de CBRE México, el mercado de oficinas alcanzó una absorción neta de 39 000 m² en el segundo trimestre de 2025, una cifra récord desde la pandemia, con una vacancia en torno al 14,7 %. En el segmento industrial, la absorción bruta superó los 220 000 m², aunque algunos analistas —como El Economista— advierten que más de un millón de metros cuadrados permanecen disponibles, señal de un posible exceso de oferta.
Este auge ha impulsado el valor del suelo urbano y ha disparado los proyectos residenciales verticales, una tendencia que Habitaro exploró en “Crecimiento del mercado de oficinas en América Latina”, donde Monterrey fue destacada como la ciudad más dinámica del norte de México.
Auge o espejismo: qué impulsa la torre más alta de Latinoamérica
1. Prestigio y atracción de inversión internacional
La torre Rise Monterrey busca posicionar a la capital neoleonesa como referente latinoamericano en arquitectura corporativa. Un rascacielos de 475 m no solo eleva el horizonte urbano; también refuerza la marca ciudad, atrayendo turismo, inversión extranjera y talento.
2. Diversificación de usos
El proyecto combina oficinas clase A+, residencias premium, hotel de lujo y comercio, lo que mitiga el riesgo de depender de un único mercado. Esta diversificación permite amortiguar fluctuaciones económicas y mantener flujos de ingreso estables.
3. Capitaliza el auge industrial y la relocalización manufacturera
Monterrey es la ciudad que más se ha beneficiado del nearshoring. La llegada de proveedores de Tesla y empresas tecnológicas en 2024–2025 ha impulsado la demanda de espacios de alta gama, tanto corporativos como habitacionales.
4. Infraestructura y sostenibilidad
La torre Rise Monterrey incorporará sistemas de recuperación de agua pluvial, ventilación cruzada y fachadas con control térmico, en línea con las políticas de construcción verde que México promueve a nivel federal.
El otro lado: riesgos de sobrecalentamiento inmobiliario
Pese a su impacto positivo, el proyecto también plantea dudas legítimas entre analistas y urbanistas.
a) Oferta creciente y vacancia latente
Aunque las cifras de absorción industrial son sólidas, el exceso de metros cuadrados disponibles podría traducirse en una desaceleración del mercado si la demanda global se enfría. Esto podría afectar tanto al sector industrial como al corporativo, base del público objetivo de la torre.
b) Aumento de costos y presiones inflacionarias
El alza de materiales de construcción —especialmente acero, vidrio y concreto de alto rendimiento— ha elevado los presupuestos en más del 20 % desde 2022. Un retraso en la comercialización o un ajuste de tasas de interés podría poner en riesgo la rentabilidad.
c) Dependencia del ciclo del nearshoring
Si el ritmo de relocalizaciones industriales disminuye, la demanda de oficinas y vivienda ejecutiva podría caer, afectando la ocupación del complejo. Expertos consultados por El Financiero advierten que el mercado podría saturarse si la expansión no se acompaña de planificación urbana sostenible.
d) Desafíos urbanos
El impacto sobre la movilidad, el suministro de agua y la infraestructura de transporte es otro punto crítico. Un rascacielos de esta magnitud exige una red de servicios moderna para evitar sobrecargar el sistema urbano.
¿Qué representa la Torre Rise para Monterrey?
Desde el punto de vista arquitectónico, la torre Rise Monterrey simboliza la madurez técnica de la ingeniería mexicana. Su estructura de acero de gran ductilidad y su cimentación profunda —anclada en suelos arcillosos con pilotes de más de 50 metros— suponen un desafío comparable al de los grandes rascacielos de Asia.
En términos de identidad, esta torre marca un punto de inflexión: Monterrey pasa de ser una capital industrial a una metrópoli global, con una arquitectura que expresa poder económico y ambición tecnológica.
Sin embargo, el equilibrio será clave. Los expertos señalan que la verdadera medida del éxito no será su altura, sino su capacidad para mantener ocupación, generar empleo y promover un desarrollo urbano sostenible.
Conclusión: auge con cautela
La torre Rise Monterrey es el proyecto más ambicioso del México contemporáneo. Su altura y complejidad la convierten en una proeza de ingeniería y un símbolo de prosperidad regional. Pero también es un recordatorio de que el éxito urbano requiere equilibrio entre crecimiento y sostenibilidad.
Si Monterrey logra acompañar este ícono con infraestructura, planificación y vivienda asequible, la Rise será un referente de progreso. De lo contrario, podría convertirse en el monumento de una burbuja que infló demasiado rápido.
La historia de la torre Rise Monterrey apenas comienza, y su desenlace marcará el rumbo de la arquitectura y el mercado inmobiliario del norte de México.
Preguntas frecuentes sobre la torre Rise Monterrey
Las estimaciones oficiales varían entre 475 y 484 metros, lo que la convertirá en la torre más alta de América Latina, superando a la Gran Torre Santiago (300 m) en Chile.
El desarrollo corresponde a Ancore Group, con diseño de Pozas Arquitectos. La construcción se inició en 2022 y su inauguración está prevista para 2026.
Contará con hotel, oficinas, viviendas de lujo, espacios comerciales y un mirador público. Se proyecta que el 40 % del edificio sea destinado a oficinas clase A+.
El proyecto aspira a la certificación LEED Silver, incorporando estrategias de ahorro energético, vidrios con control solar y materiales de bajo impacto ambiental.
Dependerá de la evolución del nearshoring y del mercado de oficinas. Aunque el dinamismo actual es fuerte, un exceso de oferta o una desaceleración global podrían afectar la absorción esperada.