Salud del edificio: el nuevo factor clave en viviendas y oficinas

¿Sabías que la salud de un edificio puede afectar directamente al bienestar físico y mental de quienes lo habitan? La nueva arquitectura saludable redefine cómo diseñamos, ventilamos y vivimos los espacios.

salud del edificio en viviendas y oficinas modernas

Espacios que respiran: el auge de los edificios saludables.

La salud del edificio

Entrar en una vivienda donde se respira aire limpio, donde el silencio no pesa y la temperatura siempre acompaña, suena a lujo. Sin embargo, la salud del edificio está dejando de ser un privilegio para convertirse en una exigencia técnica y social.

Según el CATEB, la salud de los espacios construidos es uno de los ejes del futuro de la edificación, junto a la digitalización y la sostenibilidad. La razón es clara: los españoles pasamos más del 80 % de nuestro tiempo en interiores. Lo que respiramos, tocamos o escuchamos dentro de casa afecta directamente a nuestra salud.

¿Qué hace que un edificio sea saludable?

Tres factores marcan la diferencia: la calidad del aire interior, el confort térmico y acústico y los materiales utilizados. Un mal aislamiento, una ventilación deficiente o el uso de pinturas con compuestos orgánicos volátiles pueden generar fatiga, alergias o incluso problemas respiratorios.

En este sentido, las certificaciones como WELL Building Standard y BREEAM España están ganando protagonismo, integrando criterios de salud y bienestar en oficinas y viviendas. Ya no basta con ser eficientes: los edificios deben cuidar a quienes los habitan.

Barcelona, laboratorio de bienestar arquitectónico
Con motivo de su papel como Capital Mundial de la Arquitectura 2026, Barcelona se ha convertido en un epicentro de debate sobre el bienestar en la vivienda. El CATEB impulsa estudios y jornadas centradas en cómo los edificios pueden mejorar la salud física y mental, especialmente en un contexto post-pandemia donde el aire interior se ha convertido en una prioridad.

Los arquitectos técnicos y aparejadores están adoptando herramientas de diagnóstico ambiental y sistemas de ventilación mecánica controlada (VMC) que aseguran una renovación constante del aire. En paralelo, los ingenieros de edificación recomiendan sensores de CO₂, filtros HEPA y materiales naturales que regulan la humedad.



¿Y qué puede hacer el ciudadano común?
Abrir las ventanas 15 minutos al día, evitar moquetas, usar pinturas ecológicas y controlar la humedad con deshumidificadores o plantas naturales como el potus o la sansevieria. Pequeños gestos que marcan la diferencia en la calidad de vida.

Pero lo realmente transformador llegará con la digitalización. Los edificios inteligentes, conectados mediante sistemas IoT, ya pueden medir el nivel de CO₂, la temperatura o la luminosidad y ajustar automáticamente la ventilación y el consumo energético. Es el punto de encuentro entre la arquitectura saludable y la eficiencia energética, tal como destaca Habitaro en su guía sobre eficiencia energética.

Lo que significa en la práctica es que el diseño arquitectónico ya no se limita a protegernos de la intemperie, sino también de los contaminantes invisibles. Los edificios del futuro serán verdaderos organismos vivos: respirarán, escucharán y cuidarán de sus habitantes.



Preguntas frecuentes (FAQ)

¿Qué se entiende por “salud del edificio”?
Es el conjunto de condiciones ambientales (aire, temperatura, acústica, iluminación, materiales) que influyen en el bienestar de quienes lo habitan.

¿Cómo puedo saber si mi vivienda es saludable?
Puedes medir el nivel de CO₂ o humedad con dispositivos domésticos. También es recomendable una revisión energética y ambiental por un técnico certificado.

¿Existen ayudas para mejorar la salud de mi edificio?
Sí. Los fondos Next Generation incluyen subvenciones para rehabilitaciones que mejoren la eficiencia y la calidad ambiental interior.

¿Qué papel tienen los arquitectos técnicos?
Son clave: supervisan materiales, aislamiento, ventilación y confort para asegurar que los espacios sean saludables y sostenibles.

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