Robots de armado: la revolución silenciosa que transforma el refuerzo del hormigón

Robots de armado del sistema MESH ensamblando una armadura tridimensional mediante fabricación digital avanzada.
En un sector acostumbrado a ritmos pausados, pocas innovaciones han provocado tanta expectación como los robots de armado. Aunque su presencia aún es discreta, empiezan a demostrar que el refuerzo del hormigón puede construirse de otra manera: más rápido, con menos riesgos y con una libertad geométrica impensable hace una década. La pregunta ya no es si llegarán a las obras, sino hasta qué punto cambiarán la fabricación de estructuras.
La apuesta por los robots de armado en el refuerzo estructural
Los primeros proyectos que exploraron los robots de armado nacieron en el Laboratorio Gramazio Kohler de ETH Zúrich, un centro puntero en fabricación digital aplicada a la arquitectura. Allí se desarrollaron los sistemas experimentales Mesh-Mould, capaces de doblar, posicionar y soldar barras de acero mediante robótica industrial. Esta tecnología evolucionó hasta convertirse en MESH, una spin-off con capacidad real de producción.
La clave reside en que estos sistemas traducen directamente un modelo 3D estructural en una armadura fabricada por robots, sin plantillas manuales, sin esfuerzos repetitivos y sin renunciar a geometrías complejas. La automatización en construcción deja así de ser un concepto teórico para convertirse en una herramienta operativa que ya se utiliza en proyectos reales.
Esta transición es especialmente significativa en un contexto de falta de mano de obra y de crecientes exigencias de productividad. En países como Suiza, donde los salarios elevan el coste del armado tradicional, automatizar la manipulación del acero está empezando a ser una solución viable y estratégica.
Un salto técnico: del laboratorio a la obra
Uno de los hitos que consolidó el papel de los robots de armado fue Tor Alva, en Mulegns (Suiza). Considerada la torre de hormigón impreso más alta del mundo, necesitaba una armadura curvada extremadamente compleja, imposible de resolver manualmente en plazos razonables. Los robots de MESH fueron capaces de ensamblarla con precisión milimétrica, permitiendo que la arquitectura adoptara un lenguaje filigranado y estructuralmente eficiente.
El avance quedó patente de nuevo en la Bienal de Arquitectura de Venecia, con la instalación “A Robot’s Dream”, donde tres anillos de acero ensamblados robóticamente cuestionaban los límites entre forma, técnica y diseño. Estas demostraciones no se quedaron en la estética: mostraron que la robótica puede generar armaduras tridimensionales que sirven tanto como refuerzo como encofrado perdido, reduciendo material y agilizando obra.
La automatización en construcción también está llegando a aplicaciones más convencionales. En plantas de prefabricados, los robots de MESH recogen y apilan automáticamente los estribos producidos por dobladoras industriales. Esta tarea repetitiva, hasta ahora puramente manual, ejemplifica cómo la robótica alivia trabajos físicos sin reemplazar el criterio técnico del operario.
Productividad, seguridad y libertad de diseño
Los robots de armado aportan beneficios que van más allá de la velocidad. Permiten:
- Mayor precisión: cada barra se posiciona exactamente según el modelo digital.
- Menor riesgo laboral: desaparecen tareas de manipulación pesada y soldadura en posiciones incómodas.
- Optimización de material: la digitalización facilita armaduras más eficientes, reduciendo acero y hormigón.
- Nuevas geometrías: cascarones, columnas ramificadas y superficies de doble curvatura se fabrican sin sobrecoste desproporcionado.
Esta libertad formal es especialmente valiosa en proyectos de innovación estructural, pero también en infraestructuras de gran escala. De hecho, los primeros robots de MESH ya trabajan en la producción de refuerzos para el segundo túnel vial de San Gotardo, donde acelerar la fabricación de armaduras está ayudando a contener plazos de obra.
En paralelo, la automatización contribuye a abordar un problema que comparten muchos países europeos: la escasez de mano de obra cualificada en el armado de hierro. Reducir las labores repetitivas permite que los operarios se concentren en tareas de supervisión, control dimensional y gestión del flujo de producción.
Una construcción más digital, eficiente y accesible
El avance de la automatización en construcción no solo tiene efectos en la obra: también transforma el diseño. Los arquitectos y los ingenieros pueden desarrollar soluciones estructurales más expresivas, sabiendo que el sistema será capaz de ejecutarlas sin incrementos prohibitivos de tiempo o coste. Esto abre la puerta a rehabilitaciones complejas, piezas únicas para infraestructuras y nuevas tipologías de prefabricado.
Además, la digitalización completa del proceso facilita la trazabilidad, un aspecto cada vez más relevante para la industria europea. El seguimiento del refuerzo permite certificar la calidad, detectar errores y optimizar procesos para proyectos futuros.
En paralelo a estos avances desarrollados en Suiza, otras empresas están siguiendo caminos similares. Un ejemplo es Rebartek, una compañía noruega que ha logrado automatizar el refuerzo de acero en obra mediante estaciones robóticas que producen armaduras listas para montar. Su enfoque demuestra que la robotización del acero no es solo un experimento académico, sino una tendencia industrial en expansión:
El desafío normativo que viene
Aunque los robots de armado ya operan en entornos reales, su uso intensivo plantea preguntas todavía abiertas:
- ¿Cómo adaptar las normas estructurales a armaduras no tradicionales?
- ¿Qué criterios de aceptación se aplicarán en geometrías impresas o ensambladas automáticamente?
- ¿Cómo se verificará la calidad cuando la fabricación es 100 % digital?
ETH Zúrich trabaja en paralelo en modelos de cálculo y ensayos específicos para validar armaduras robotizadas. Este esfuerzo será imprescindible para que estas soluciones se integren en códigos como el Eurocódigo 2, que actualmente parte de hipótesis pensadas para refuerzos manuales y geometrías rectilíneas.
En cualquier caso, la dirección parece clara: la robótica ya no es un experimento, sino un recurso capaz de transformar cómo se produce la estructura de hormigón armado. Y su impacto será aún mayor a medida que converjan otras tecnologías como la impresión 3D estructural, la inteligencia artificial aplicada al diseño y los prefabricados avanzados.
¿Qué son exactamente los robots de armado?
Son sistemas robóticos que doblan, posicionan y sueldan barras de acero de refuerzo a partir de un modelo digital, fabricando armaduras complejas con alta precisión.
¿Por qué son relevantes para el sector de la construcción?
Porque reducen tiempos, mejoran la seguridad, optimizan materiales y permiten fabricar geometrías que serían muy costosas o inviables de realizar manualmente.
¿Los robots de armado sustituyen completamente al operario?
No. Automatizan tareas repetitivas y pesadas, pero requieren supervisión humana, control dimensional, programación y mantenimiento.
¿Qué proyectos reales ya utilizan esta tecnología?
Destacan la torre Tor Alva en Mulegns, instalaciones en la Bienal de Venecia y la producción de refuerzos para el segundo túnel del San Gotardo.
¿Cómo afectará esta tecnología a la normativa estructural?
Plantea la necesidad de actualizar criterios de diseño y aceptación de armaduras, algo en lo que ETH Zúrich y otros centros de investigación ya están trabajando.
