Trump remodela la Casa Blanca: el nuevo salón de baile que divide a arquitectos e historiadores
Un salón de baile de 8.000 m², decoración dorada y polémica patrimonial: Trump impulsa la mayor reforma en la Casa Blanca desde los años 50. ¿Modernización o exceso?

Render oficial McCrery Architects PLLC del nuevo salón de baile de la Casa Blanca anunciado en 2025
La reforma de la Casa Blanca bajo Trump ha encendido un intenso debate entre arquitectos, conservadores del patrimonio e historiadores. No se trata de un simple cambio estético: el expresidente ha iniciado la construcción de un salón de baile de más de 8.000 m², el mayor añadido estructural desde la reconstrucción de Harry S. Truman en 1952.
La pregunta es inevitable: ¿modernización necesaria o un gesto de poder sin precedentes?
Un proyecto faraónico en pleno corazón de Washington
En julio de 2025, la Casa Blanca anunció oficialmente el inicio de las obras de este nuevo ballroom sobre el ala Este del complejo presidencial.
El espacio albergará recepciones de hasta 900 invitados y contará con iluminación LED de última generación, techos artesonados y climatización inteligente.
El coste estimado: 200 millones de dólares, financiados —según el propio Trump— con fondos privados y donaciones.
Las visitas turísticas se han suspendido “hasta nuevo aviso” debido a la magnitud de la obra, según confirmó The Washington Post, lo que ha generado malestar entre el público y defensores del patrimonio.
La mayor intervención desde Truman
La Casa Blanca, reconstruida a mediados del siglo XX por el presidente Truman, se consideraba estructuralmente intocable. Pero esta reforma bajo Trump rompe esa norma tácita: el nuevo salón —diseñado por McCrery Architects y construido por Clark Construction con ingeniería de AECOM— altera la silueta histórica del edificio.
Los expertos de la White House Historical Association advierten que se trata de “una de las obras más sensibles y técnicamente desafiantes del siglo”.
Desde el punto de vista técnico, integrar una estructura de miles de metros cuadrados en un edificio protegido requiere recalcular cimentaciones, compatibilizar sistemas eléctricos y de climatización, y reforzar muros con materiales compuestos de alta resistencia. Todo ello, sin alterar la estética neoclásica original.
Modernización y controversia estética
Mientras la Casa Blanca justifica el proyecto como una modernización necesaria para acoger eventos diplomáticos de gran formato, los críticos lo ven como una intervención ostentosa.
El propio Trump ha declarado que será “el salón más hermoso del mundo”.
El proyecto incluye además restauraciones interiores: cortinas doradas, molduras de 24 quilates y una nueva iluminación para el Cabinet Room. Elementos que recuerdan al estilo Beaux Arts original, pero con un aire marcadamente personalista.
Riesgos patrimoniales y gestión institucional
La National Capital Planning Commission ha mostrado preocupación por la falta de transparencia sobre los permisos y el impacto urbano del nuevo anexo.
Los ingenieros alertan de riesgos estructurales derivados de cargas adicionales sobre un suelo histórico ya densamente intervenido desde 1902.
Arquitectura simbólica: ¿poder o patrimonio?
En arquitectura institucional, cada obra es también un mensaje político.
El nuevo salón de baile de la Casa Blanca no solo redefine su perfil, sino que refuerza la idea de poder monumental en un edificio que siempre ha sido símbolo de equilibrio democrático.
La línea entre restauración y propaganda se vuelve difusa cuando el lenguaje constructivo busca impresionar más que preservar.
Como explica Reuters, la intención es inaugurar el salón antes del final del mandato, “para dejar huella en la historia de la residencia presidencial”.
En términos de gestión, este proyecto es también un caso de estudio para profesionales del sector de la edificación: combina financiación privada, obra en patrimonio histórico y narrativa mediática. Una triada poco frecuente incluso en la arquitectura institucional contemporánea.
Una lección global de arquitectura política
Desde Habitaro, hemos analizado proyectos similares como nueva sede del Guggenheim Abu Dhabi, donde el poder y la estética dialogan de manera intensa.
La reforma de la Casa Blanca bajo Trump se inscribe en esa tendencia: edificios emblemáticos que buscan reescribir su papel en la historia mediante la arquitectura.
Lo que está en juego no es solo un nuevo salón, sino la identidad visual del poder.
Preguntas frecuentes (FAQ)
¿Cuándo comenzaron las obras?
En septiembre de 2025, tras su anuncio oficial en julio del mismo año.
¿Quién financia la reforma?
El propio Donald Trump y donantes privados, sin uso declarado de fondos públicos.
¿Cuándo estará terminada?
Según la Casa Blanca, antes de enero de 2029.
¿Qué empresas están implicadas?
McCrery Architects (diseño), Clark Construction (ejecución) y AECOM (ingeniería).
¿Por qué se ha suspendido el acceso público?
Por motivos de seguridad y obras de gran escala.