Colombia entra al 2026 con menos subsidios: el recorte de FonVivienda reabre la batalla por la VIS

Colombia se encamina hacia 2026 con un escenario cada vez más tensionado para su política de vivienda. Mientras el déficit habitacional sigue siendo uno de los principales problemas estructurales del país, el recorte de FonVivienda reduce la capacidad del Estado para sostener el acceso a la Vivienda de Interés Social (VIS). No se trata de un ajuste técnico menor, sino de una decisión con efectos directos sobre hogares, promotores y territorios.

El debate no es nuevo, pero vuelve con fuerza: ¿puede Colombia mantener su modelo de vivienda social con menos subsidios públicos?

FonVivienda y el papel central del subsidio VIS

FonVivienda es el fondo adscrito al Ministerio de Vivienda encargado de administrar los subsidios familiares que permiten a los hogares de menores ingresos acceder a vivienda formal. Durante más de dos décadas, este instrumento ha sido clave para cerrar el financiamiento de la VIS y la Vivienda de Interés Prioritario, especialmente en un país con alta informalidad laboral y bajo ahorro previo.

El modelo colombiano se ha apoyado históricamente en la demanda subsidiada. Sin ese apoyo, gran parte de los hogares queda automáticamente fuera del mercado hipotecario, incluso en escenarios de tasas relativamente estables.

El recorte de FonVivienda y el presupuesto hacia 2026

El ajuste presupuestario de FonVivienda marca un punto de inflexión. Según los análisis económicos más recientes, los recursos asignados al fondo muestran una reducción superior al 30 % frente a años anteriores, situándose en niveles que no se veían desde principios de la década pasada. El diario económico Portafolio ha advertido que FonVivienda podría operar en 2026 con uno de los presupuestos más bajos en términos reales, lo que limita de forma directa la capacidad del Estado para asignar nuevos subsidios VIS.

Este recorte no solo reduce el número de cupos disponibles. También introduce incertidumbre en el sistema, retrasa decisiones de compra y altera la planificación de nuevos proyectos de vivienda social.

Menos subsidios, más riesgo para el mercado VIS

El impacto del recorte de FonVivienda se percibe rápidamente en el mercado. Muchos proyectos VIS se estructuran bajo el supuesto de que una parte significativa de los compradores contará con subsidio estatal. Cuando ese supuesto falla, se multiplican las promesas de compraventa que no llegan a escriturarse.

Desde el punto de vista financiero, el riesgo aumenta. Las entidades bancarias ajustan condiciones y los promotores deben redimensionar o incluso cancelar proyectos. Esta fragilidad ya había sido advertida al analizar la vivienda asequible en Colombia 2025, donde se señalaba que el sistema depende en exceso del subsidio directo y carece de alternativas consolidadas.

La advertencia del sector constructor

El sector constructor ha sido uno de los primeros en alertar sobre las consecuencias del ajuste. Desde Camacol se ha insistido en que la reducción de recursos no solo afecta a los hogares, sino también a la sostenibilidad de la cadena productiva asociada a la VIS. En declaraciones recogidas por Infobae Colombia, el gremio advirtió que el número de subsidios efectivos se ha reducido de forma drástica en los últimos años.

Para muchas constructoras medianas, la vivienda de interés social no es solo un segmento social, sino un pilar de volumen y empleo. Cuando este mercado se debilita, el impacto se traslada al empleo, a los proveedores y al tejido urbano.

Hogares vulnerables y exclusión habitacional

El recorte de FonVivienda golpea con mayor fuerza a los hogares de menores ingresos. Sin subsidio, miles de familias quedan excluidas del mercado formal de vivienda, incluso aunque cuenten con ingresos estables. Este fenómeno ya se refleja en un aumento de la presión sobre el arriendo informal y en la consolidación de soluciones habitacionales precarias.

Tal como recoge Infobae en su análisis sobre el acceso a vivienda en 2026, la recuperación del mercado inmobiliario se está concentrando en la vivienda no VIS, dejando atrás a los hogares que dependen del apoyo estatal para comprar.

El papel limitado de la banca

Ante la reducción de subsidios, parte del discurso oficial apunta a que el crédito hipotecario podría asumir un mayor protagonismo. Sin embargo, la realidad es más compleja. El perfil financiero de los hogares VIS limita la capacidad de la banca para absorber el ajuste sin incrementar el riesgo.

En la práctica, sin el subsidio de FonVivienda, muchos cierres financieros simplemente no ocurren. El crédito no sustituye al subsidio; lo complementa.

¿Cambio de modelo o ajuste coyuntural?

Desde el Gobierno se insiste en que el recorte no implica abandonar la política de vivienda, sino reorientarla hacia esquemas más sostenibles, como el alquiler social o el uso de suelo público. No obstante, estas alternativas requieren tiempo, planificación y coordinación institucional.

El contexto fiscal general añade presión a esta transición. Como ha analizado El País América Colombia, el margen presupuestario del Estado colombiano es cada vez más estrecho, lo que condiciona cualquier política intensiva en recursos.

Conclusión: el recorte de FonVivienda reabre la batalla por la VIS

El recorte de FonVivienda vuelve a colocar la Vivienda de Interés Social en Colombia en el centro del debate de cara a 2026. Menos subsidios implican más exclusión si no se articulan soluciones estructurales. La VIS no es solo un problema inmobiliario: es una cuestión de estabilidad social y urbana.

Colombia se enfrenta a una decisión clave. O redefine su política habitacional con visión de largo plazo, o asume el coste de una VIS debilitada. El año 2026 marcará el resultado de esa elección.

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