La mega-planta solar de Sonora: ¿salvavidas energético para el norte de México o espejismo renovable?
En pleno auge del nearshoring, México apuesta por la planta solar de Sonora, el megaproyecto de 1 GW que promete aliviar la red eléctrica del norte. ¿Será la solución definitiva o un espejismo renovable?

Planta solar de Sonora (Puerto Peñasco). Imagen generada por IA – Habitaro 2025.
En el borde del desierto sonorense, donde el sol cae con más fuerza que en cualquier otra parte del país, México intenta resolver una de sus mayores contradicciones: el auge industrial que trae el nearshoring frente a una red eléctrica que no da abasto.
La planta solar de Sonora, ubicada en Puerto Peñasco, surge como emblema de esa transición energética: 1 GW de potencia y baterías de respaldo capaces de abastecer a 1,6 millones de hogares.
Pero detrás del brillo de los paneles, el proyecto refleja la tensión entre ambición tecnológica y limitaciones estructurales.
Un proyecto que busca cambiar la matriz energética
Desarrollada por la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y enmarcada en el Plan Sonora de Energías Limpias, esta planta será el parque solar más grande de Latinoamérica.
Según Power Technology, alcanzará 1.000 MW cuando sus cuatro fases estén completas, con un sistema de almacenamiento BESS de 271 MW para estabilizar la red.
La fase II ya está en marcha, y la fase III, licitada en 2025 con una inversión de 454 millones de dólares, incorporará nuevas baterías de tres horas de autonomía, según Mexico Business News.
La CFE prevé conectar el complejo a Baja California mediante una línea de transmisión de 290 kilómetros.
“México necesita duplicar su capacidad solar antes de 2030 si quiere sostener el crecimiento industrial del norte”, advierte el ingeniero Carlos Flores, analista de la UNAM.
“El problema no es la generación, sino llevar esa energía hasta donde se necesita”.
Nearshoring y déficit eléctrico: el desafío que impulsa la planta solar de Sonora
En regiones como Nuevo León, Chihuahua y Baja California, la llegada de plantas automotrices y electrónicas presiona una red eléctrica envejecida.
En Habitaro ya advertimos que el sistema opera al límite, con cortes que afectan la producción industrial.
Un reportaje de Expansión revela que la CFE lanzó cinco paquetes eléctricos para garantizar suministro confiable a los nuevos parques industriales del norte.
En este contexto, la planta solar de Sonora representa mucho más que un proyecto energético: es una apuesta política.
El gobierno busca demostrar que puede impulsar desarrollo industrial sin comprometer el medio ambiente.
Sin embargo, como ya analizamos en nearshoring y energía en México, la transición requiere también redes inteligentes, inversión privada y estabilidad regulatoria.
Tecnología e inversión en la planta solar de Sonora: desafíos operativos y oportunidades
La inversión total supera los 1.600 millones de dólares.
Cada fase se ejecuta con participación de empresas mexicanas y proveedoras chinas, como Huawei, encargada de los inversores y sistemas de monitoreo.
La obra genera más de 2.500 empleos directos, aunque su mayor aporte estará en el conocimiento técnico y en la capacidad de gestión de energía limpia a gran escala.
El sistema BESS (Battery Energy Storage System) permitirá almacenar energía solar durante el día y liberarla en horas pico, reduciendo la dependencia de centrales térmicas.
No obstante, México aún carece de una política nacional de almacenamiento que regule y promueva esta tecnología, lo que podría limitar su expansión.
“El almacenamiento es la clave para garantizar continuidad”, explica la ingeniera energética Paola Treviño, asesora en proyectos renovables.
“Sin un marco claro, los proyectos aislados no bastarán para asegurar electricidad estable al sector manufacturero”.
Impacto ambiental de la planta solar de Sonora y resistencia local
El parque se extiende cerca de la Reserva de la Biosfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar, declarada Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO.
Organizaciones ambientales como Pronatura han pedido a la CFE garantizar corredores biológicos y programas de reciclaje de paneles y baterías.
La empresa estatal sostiene que el proyecto cumple con los estándares de gestión ambiental y monitoreo continuo.
Sin embargo, ambientalistas locales reclaman más transparencia en la divulgación de estudios de impacto y en los planes de mitigación de polvo y desecho industrial.
La planta solar de Sonora simboliza también la búsqueda de equilibrio entre desarrollo y sostenibilidad en una región de extrema fragilidad ecológica.
Política y geoestrategia del sol
El Plan Sonora integra la planta solar con una visión más amplia: desarrollar una cadena de valor de litio y electromovilidad.
El objetivo es convertir el norte de México en un hub energético y tecnológico capaz de abastecer la demanda estadounidense de productos verdes.
El propio Mexico News Daily señala que la administración federal busca atraer inversiones internacionales bajo la marca “Sonora Solar”.
Sin embargo, el reto principal será mantener continuidad política tras las elecciones de 2026.
Cualquier cambio de estrategia podría ralentizar el proyecto y generar incertidumbre regulatoria.
El cuello de botella: transmisión y planeación energética
Aunque el gobierno ha priorizado la generación renovable, la expansión de las líneas de transmisión sigue rezagada.
Entre 2019 y 2025 solo se concretaron tres de los 13 proyectos previstos por la Secretaría de Energía (SENER).
Esto limita la conexión entre los polos solares del norte y los grandes centros industriales del Bajío y el centro del país.
Especialistas del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) advierten que sin inversión en transmisión, incluso las plantas más modernas corren el riesgo de quedar subutilizadas.
“La red eléctrica mexicana se diseñó para otro siglo; necesitamos una planeación técnica, no política”, señala Laura Robles, exdirectora de proyectos de infraestructura energética.
Para 2030, México requerirá al menos 5.000 kilómetros adicionales de líneas de alta tensión si quiere aprovechar plenamente el potencial solar del norte y la eólica del Istmo de Tehuantepec.
De no hacerlo, la dependencia del gas natural seguirá condicionando la competitividad del país.
Lo que está en juego
De concretarse en tiempo y forma, la planta solar de Sonora podría cubrir cerca del 4 % del consumo nacional y reducir más de 1,7 millones de toneladas de CO₂ anuales.
Además, daría un respiro al sistema del norte, donde la demanda crece un 6 % cada año.
Pero los analistas advierten que México aún invierte menos del 0,5 % de su PIB en infraestructura eléctrica.
Sin una planificación coordinada, el riesgo es crear “islas solares” desconectadas entre sí.
“Los parques como Sonora son necesarios, pero no suficientes”, resume Treviño.
“Sin transmisión, regulación y diversificación, seguiremos con una red saturada y vulnerable”.
Conclusión: la promesa y el límite del sol mexicano
La planta solar de Sonora es un paso decisivo hacia la independencia energética de México.
Combina visión industrial, ambición tecnológica y compromiso ambiental.
Pero también evidencia que el futuro energético no depende solo del sol, sino de la capacidad institucional para gestionar la transición.
Si el proyecto cumple sus plazos y se integra a una red moderna, Puerto Peñasco puede convertirse en el punto de inflexión del modelo energético mexicano.
Si fracasa, quedará como un monumento al optimismo sin infraestructura.
El verdadero desafío no está solo en levantar paneles, sino en construir una visión energética de largo plazo.
México tiene sol, ingenieros y capital; falta la voluntad de conectar todos esos recursos en una misma red.
Preguntas frecuentes
Al completarse las cuatro fases, generará 1 000 MW de energía limpia y contará con 271 MW BESS en almacenamiento.
La CFE prevé finalizar las fases III y IV entre 2026 y 2027, si las obras de transmisión se ejecutan sin retrasos.
Porque suministra electricidad renovable y estable a los polos industriales del norte, condición esencial para atraer inversión extranjera.
La cercanía a la reserva de El Pinacate exige monitoreo constante, planes de reciclaje de paneles y mitigación del impacto sobre la fauna desértica.
