¿El fin del cemento? Así funciona el nuevo compuesto de construcción sin emisiones
Un nuevo material hecho con tierra, agua y cartón reciclado está poniendo en jaque al cemento tradicional. Su resistencia y su huella de carbono casi nula han despertado un interés que podría transformar la construcción.

Bloques del nuevo compuesto de construcción sin emisiones hechos con tierra, agua y cartón reciclado.
Hay días en los que la construcción parece vivir una revolución silenciosa, y este es uno de ellos. Cuando escuchas que un equipo de científicos ha creado un nuevo compuesto de construcción sin emisiones, lo primero que piensas es: “¿De verdad puede algo así competir con el cemento?”. La intriga es comprensible. Durante más de un siglo, el cemento ha sido el rey absoluto de la edificación… pero también uno de los materiales más contaminantes del planeta.
En un sector donde cada decisión influye en la calidad del aire, el confort térmico o el futuro energético de las ciudades, cualquier avance que reduzca emisiones se vuelve crucial. Y aquí es donde entra esta sorprendente mezcla hecha únicamente con tierra, agua y cartón reciclado.
El material que podría cambiarlo todo
Quizá te cueste imaginar que algo tan simple pueda desafiar a uno de los materiales más usados del mundo. Sin embargo, los ensayos iniciales —divulgados recientemente por medios como Cadena SER— apuntan a que este nuevo compuesto de construcción sin emisiones ofrece una resistencia que nadie esperaba en un producto tan elemental.
El secreto está en su ligereza, en su capacidad para regular la humedad, y en la solidez que alcanza tras un proceso de compactación que no requiere hornos ni procesos de clinkerización. Solo esto ya marca una diferencia enorme: el cemento tradicional es responsable del 8% de las emisiones globales de CO₂, según datos difundidos por el IPCC, lo que explica por qué tantas investigaciones buscan alternativas más limpias.
Además, este material conecta con la tendencia creciente hacia el uso de tierra cruda, que ya se explora en proyectos de adobe moderno o en soluciones inspiradas en técnicas vernáculas, un tema que ya analizamos en profundidad en Habitaro en artículos como El regreso del adobe: el material más antiguo ahora es tendencia sostenible.
¿Por qué ahora? La presión climática cambia las reglas
Quizá recuerdes cómo la Ley 9/2022 de Calidad de la Arquitectura insiste en promover materiales sostenibles y procesos que reduzcan el impacto ambiental. Esta presión normativa explica por qué universidades, estudios de arquitectura y centros tecnológicos están acelerando la investigación de soluciones con bajas emisiones.
En Europa, estas líneas de trabajo se alinean con la Estrategia de Economía Circular y con los requisitos fijados por la Taxonomía Verde, que incentiva materiales con baja huella de carbono. No es casualidad que este compuesto despierte tanto interés: cumple todos los requisitos que piden las directivas comunitarias.
¿Y qué pasa con la resistencia?
Esta es la pregunta clave. ¿Puede un material hecho de tierra y cartón aguantar una obra real?
Los ensayos iniciales muestran que sí… con matices. Su resistencia no es comparada para sustituir al hormigón estructural, pero sí para:
- Muros de carga en viviendas de baja altura
- Tabiques interiores
- Cerramientos ligeros
- Arquitectura modular
- Vivienda social de bajo coste
- Refugios de emergencia
Aquí surge una comparación inevitable: el hempcrete, el CLT, los biopolímeros, o incluso la reciente ola de materiales basados en micelio. Todos ellos nacieron como alternativas menores y acabaron siendo protagonistas de proyectos emblemáticos.
Producción local y circular
Lo más fascinante es que la fabricación del nuevo compuesto de construcción sin emisiones puede realizarse sin grandes infraestructuras. Se produce in situ, con materiales locales y sin procesos térmicos. Eso significa:
- Costes de producción mucho más bajos
- Neutralidad casi total en carbono
- Reducción drástica de transporte
- Reutilización de residuos de papel y cartón
Un ejemplo reciente que encaja en esta filosofía es el proyecto de ecobarrio que explicamos en “Cómo se diseña un ecobarrio desde cero: claves del urbanismo sostenible”, donde el uso de materiales de cercanía era fundamental.
¿Cómo se comporta frente a la humedad y el paso del tiempo?
Uno de los puntos fuertes es precisamente su higroscopicidad natural: el material absorbe y libera humedad, estabilizando el ambiente interior sin necesidad de sistemas complejos. Esto puede ser clave para viviendas pasivas o edificios con estrategias de bajo consumo energético.
Aun así, necesita tratamientos o protecciones en zonas de lluvia intensa o contacto directo con agua, igual que ocurre con el adobe, la madera o los biocompuestos.
¿Cuándo podríamos verlo en obra real?
Los primeros prototipos ya se están evaluando en construcciones piloto. Varios ayuntamientos y universidades colaboran en estas pruebas para validar comportamiento térmico, durabilidad y costes.
Todo indica que en 2026 se verán los primeros proyectos de vivienda social realizados con esta técnica.
Preguntas frecuentes (FAQ)
¿Es realmente más sostenible que el cemento?
Sí. Su producción evita el proceso de clinkerización y reduce prácticamente a cero las emisiones de CO₂.
¿Puede sustituir al hormigón armado?
No. Funciona como alternativa para muros, cerramientos y estructuras de baja altura, pero no compite con elementos estructurales de alta carga.
¿Es un material caro?
Es más económico, porque usa recursos locales y cartón reciclado.
¿Requiere mano de obra especializada?
No. Su colocación se parece a técnicas tradicionales de tierra compactada.
Una revolución que apenas empieza
No sabemos si dentro de 20 años miraremos atrás recordando este invento como el inicio del fin del cemento. Lo que sí sabemos es que responde exactamente a lo que busca la construcción del futuro: circularidad, sencillez y nulas emisiones. Y eso convierte este avance en una de las innovaciones más prometedoras del momento.
