El BID lanza una alerta incómoda: sin mercados competitivos, Latinoamérica se queda sin productividad (y sin inversión en infraestructura)
América Latina no se está quedando atrás por falta de recursos ni de proyectos, sino por algo mucho más incómodo. El BID acaba de lanzar una advertencia clara: sin mercados realmente competitivos, la productividad seguirá estancada y la inversión en infraestructura será cada vez más difícil de sostener. El diagnóstico pone en cuestión el modelo económico de la región y abre un debate que ya nadie puede seguir evitando.

La falta de mercados competitivos en Latinoamérica limita la productividad y frena la inversión en infraestructuras clave, según el BID.
La falta de mercados competitivos en Latinoamérica se ha convertido en uno de los principales frenos estructurales a la productividad y a la inversión en infraestructura en la región. No se trata de una percepción ideológica, sino de un diagnóstico técnico que acaba de poner sobre la mesa el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), alertando de que, sin reformas que impulsen la competencia real, América Latina seguirá atrapada en un crecimiento débil y con proyectos estratégicos cada vez más difíciles de financiar.
La advertencia no llega desde la academia ni desde un organismo marginal. Llega desde una de las instituciones que más conoce las debilidades estructurales de la región y que más recursos ha movilizado históricamente para financiar carreteras, redes energéticas, puertos, vivienda y servicios urbanos. El mensaje es incómodo porque apunta al núcleo del problema: sin competencia, no hay productividad; y sin productividad, no hay inversión sostenible en infraestructura.
Esta llamada de atención fue recogida recientemente por Reuters, que subrayó el mensaje central del organismo: los mercados excesivamente concentrados están limitando el crecimiento, reduciendo el atractivo inversor y erosionando la capacidad de los Estados para sostener grandes ciclos de obra pública.
El problema de la concentración económica
El diagnóstico del BID es claro. En comparación con economías avanzadas y con otras regiones emergentes, los mercados latinoamericanos presentan niveles de concentración mucho más elevados. En sectores clave como energía, telecomunicaciones, banca, logística o materiales de construcción, un número reducido de empresas concentra una parte significativa del mercado.
Esta falta de competencia tiene efectos directos sobre el funcionamiento de la economía. Cuando las empresas no compiten de forma real, la presión por innovar, invertir en eficiencia o reducir costes desaparece. El resultado son precios más altos, menor calidad de servicios y una asignación ineficiente de recursos.
Desde el punto de vista de la productividad, el impacto es demoledor. El BID estima que, si los mercados de la región alcanzaran niveles de competencia similares a los de países desarrollados, el PIB per cápita podría incrementarse en torno a un 11%, una cifra que ilustra hasta qué punto el problema no es marginal, sino estructural.
Competencia económica en Latinoamérica y su impacto en la productividad
América Latina arrastra desde hace décadas un problema persistente de productividad. A diferencia de Asia, donde la productividad ha crecido de forma sostenida, la región ha avanzado lentamente y de manera desigual. El informe del BID identifica la falta de competencia como uno de los factores menos visibles, pero más determinantes, de este estancamiento.
La productividad no depende solo de trabajar más horas o de incorporar tecnología. Depende, sobre todo, de cómo se asignan el capital y el talento. En mercados poco competitivos, estos recursos no siempre van a las empresas más eficientes, sino a aquellas mejor protegidas por la regulación o con mayor capacidad de influencia.
Este patrón se refleja también en la cartera real de proyectos en marcha, donde muchos anuncios no llegan a materializarse o lo hacen con sobrecostes significativos, como se observa en el análisis de megaproyectos de infraestructura en Latinoamérica en 2025.
Mercados competitivos e inversión en infraestructura en Latinoamérica
La conexión entre mercados competitivos e infraestructura es directa, aunque a menudo se pase por alto. La inversión en infraestructura requiere costes competitivos, innovación constante y estabilidad institucional. Cuando los mercados funcionan mal, estas condiciones desaparecen.
El BID recuerda que América Latina enfrenta una brecha de inversión en infraestructura cercana al 2,5% del PIB anual, lo que equivale a cientos de miles de millones de dólares que no se están ejecutando en carreteras, transporte público, energía, agua o vivienda. Esta brecha no es solo financiera; es también institucional y estructural.
Por eso, cuando aparecen mecanismos de financiación bien estructurados, el impacto es inmediato sobre la obra pública y la infraestructura estratégica, como se explica en este análisis sobre el financiamiento verde de CAF en América Latina.
El BID y las reformas para impulsar mercados competitivos en Latinoamérica
El informe del BID no se limita a describir el problema. Plantea una agenda concreta de reformas para avanzar hacia mercados más competitivos en Latinoamérica.
Revisión profunda de regulaciones
Muchas normativas actuales actúan como barreras de entrada que protegen a empresas incumbentes. El BID propone auditorías regulatorias para eliminar reglas que distorsionan la competencia sin aportar beneficios sociales claros.
Fortalecimiento de las agencias de competencia
En numerosos países, las autoridades antimonopolio carecen de recursos, autonomía o capacidad sancionadora. Sin instituciones fuertes, la competencia es solo una declaración de intenciones.
Facilitar el crecimiento empresarial
El organismo subraya la necesidad de permitir que las empresas eficientes puedan escalar sin penalizaciones regulatorias, algo especialmente relevante en sectores intensivos en capital como la construcción, la energía o la logística.
Reformas sectoriales estratégicas
Telecomunicaciones, banca y energía aparecen como sectores prioritarios donde una mayor competencia tendría efectos inmediatos sobre costes, productividad y capacidad inversora.
El análisis completo puede consultarse en el informe oficial del Banco Interamericano de Desarrollo, que cuantifica con detalle el impacto económico de estas reformas.
Competencia, empleo formal y capacidad fiscal
Uno de los puntos más relevantes del informe es el vínculo entre competencia y empleo formal. Los mercados competitivos tienden a generar más empleo formal, mejores salarios y mayor movilidad económica, lo que amplía la base fiscal de los Estados.
Esto es clave para la infraestructura. Con mayor recaudación y menor informalidad, los gobiernos cuentan con más margen fiscal para invertir en obra pública y para atraer capital privado mediante esquemas de colaboración. Se trata de un círculo virtuoso que solo funciona cuando la competencia es real.
Un mensaje claro para inversores y sector construcción
La advertencia del BID también puede leerse como un mensaje directo al mercado. Los países que no avancen hacia mercados competitivos en Latinoamérica tendrán más dificultades para atraer inversión de largo plazo, especialmente en proyectos de infraestructura que requieren estabilidad regulatoria durante décadas.
Para el sector de la construcción y la ingeniería, el mensaje es inequívoco: no basta con anunciar megaproyectos. Sin reformas estructurales en los mercados, muchos de esos proyectos seguirán sin materializarse o lo harán con sobrecostes y baja eficiencia.
Conclusión: sin competencia no hay salto estructural
La alerta del BID es incómoda porque cuestiona el modelo económico de fondo. América Latina no necesita solo más inversión ni más planes. Necesita mercados competitivos en Latinoamérica que permitan liberar productividad, atraer capital y sostener una inversión en infraestructura acorde a sus necesidades.
Sin competencia real, la región seguirá atrapada en un crecimiento bajo, con alta desigualdad y un déficit crónico de infraestructuras. Con ella, el potencial es enorme. La decisión, como señala el propio BID, es menos técnica de lo que parece y mucho más política e institucional.
Preguntas frecuentes sobre mercados competitivos en Latinoamérica
Porque la evidencia empírica muestra que la baja competencia es uno de los principales frenos a la productividad, el crecimiento y la inversión sostenible en la región.
Los mercados competitivos reducen costes, aumentan la innovación y generan condiciones más atractivas para la inversión privada y pública en infraestructura.
No. Afecta especialmente a pymes y empresas medianas que no pueden escalar ni competir en igualdad de condiciones, limitando el desarrollo del tejido productivo.
Según el BID, sí. Mercados más abiertos generan más empleo formal, mejores salarios y mayor movilidad económica.
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