El primer edificio de madera en Argentina: ¿hito sustentable o desafío imposible?

Argentina planea levantar su primer edificio de madera en altura hacia 2026. Un avance esperado en construcción sustentable que enfrenta todavía desafíos técnicos, normativos y culturales.

edificio de madera en Argentina generado por IA en entorno urbano moderno.

Render generado por IA del futuro primer edificio de madera en altura en Argentina, símbolo de la nueva arquitectura sustentable.


Por qué la madera estructural revoluciona la arquitectura sostenible

En todo el mundo, la madera está dejando de ser un material “rural” para convertirse en la base de una nueva arquitectura. El desarrollo de la madera maciza industrializada, conocida como mass timber, ha permitido construir edificios de hasta veinte pisos con un impacto ambiental mucho menor que el del hormigón o el acero.

Los paneles CLT (madera contralaminada) se fabrican con capas cruzadas de tablas que ofrecen gran resistencia y estabilidad. Este sistema no solo reduce las emisiones, sino que también acorta los plazos de obra y mejora el aislamiento térmico.

En países como Noruega, Canadá o Japón, las torres de madera ya son realidad. En América Latina, Chile y Uruguay lideran la transición con proyectos en altura y plantas industriales activas. Argentina, en cambio, todavía no ha dado ese paso, aunque el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y el sector foresto-industrial trabajan para cambiarlo.

“La madera industrializada puede ser una alternativa real para la construcción sustentable en el país, siempre que exista un marco normativo y productivo adecuado”, explican desde el INTI.

Este auge global se analiza en profundidad en el artículo de Habitaro sobre construcción sustentable con madera en auge: el caso del Mass Timber en Latinoamérica, donde se detalla cómo el mass timber está transformando la forma de diseñar y construir en la región.


Argentina frente al boom del CLT: inversión y retraso

Mientras los vecinos avanzan, Argentina aún no tiene producción local de CLT. En Misiones, donde se concentra buena parte de los bosques implantados del país, se prepara el terreno para el que podría ser el primer edificio de madera en altura, un proyecto de entre ocho y diez pisos previsto para 2025–2026.

El desafío es enorme: no existen aún normativas antisísmicas ni de incendios adaptadas al CLT, la experiencia técnica es limitada y faltan seguros y líneas de crédito específicas. Según la Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (FAIMA), el país tiene “el potencial forestal y tecnológico necesario para desarrollar su propia cadena de valor”, pero advierte que sin incentivos ni formación profesional, el salto podría demorarse.

Además, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Ministerio de Agricultura confirmaron en 2023 los primeros paneles CLT desarrollados en el país, un paso clave hacia la industrialización local.


Desafíos técnicos, normativos y culturales

El retraso argentino no solo se explica por falta de tecnología, sino también por barreras regulatorias y culturales. El Código de Edificación de Buenos Aires, por ejemplo, no contempla todavía estructuras de madera en altura. Cada proyecto debe tramitar permisos especiales, lo que genera incertidumbre y costos adicionales.

También persiste cierta desconfianza hacia la madera: muchos la asocian con materiales frágiles o inflamables. Sin embargo, los ensayos de resistencia al fuego del INTI demuestran que los paneles macizos ofrecen excelente comportamiento ante incendios, gracias a su capacidad de carbonizarse y crear una capa protectora.

Cambiar esa percepción implica educación, evidencia y políticas públicas. En países donde el CLT se ha normalizado, el cambio empezó en las aulas y en la reglamentación técnica, no en el mercado.


El impacto ambiental y económico de una torre de madera

Construir un edificio de madera de diez pisos puede reducir hasta un 60 % de las emisiones de CO₂ respecto a su equivalente en hormigón, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Además, la prefabricación en madera genera empleo local, especialmente en provincias forestales como Misiones y Corrientes.

A nivel económico, el desarrollo del CLT podría transformar el rol de la industria maderera argentina: de exportar materia prima a exportar tecnología y conocimiento.
La inversión inicial para montar una planta de CLT ronda entre 10 y 15 millones de dólares, un monto alcanzable si se combina capital público y privado.

El INTA y la Secretaría de Bioeconomía ya trabajan en esa dirección, buscando integrar la madera estructural dentro de la estrategia nacional de bioeconomía y construcción sostenible.


Un cambio de paradigma para el sector

Si el proyecto misionero se concreta, Argentina podría convertirse en un referente regional tardío pero competitivo. La ventaja es que puede aprender de los aciertos y errores de sus vecinos.

Universidades técnicas como la UTN y centros de investigación públicos están caracterizando especies locales —pino, eucalipto, álamo— para determinar su comportamiento estructural en paneles CLT. Estos estudios serán claves para definir un reglamento nacional de cálculo y diseño.

El siguiente paso será convencer al sector financiero y asegurador de que invertir en madera es invertir en futuro. Las constructoras y los estudios de arquitectura comienzan a interesarse por las ventajas técnicas y estéticas de este material, especialmente en proyectos de vivienda colectiva y edificios públicos.

Este cambio de mentalidad se enmarca en una tendencia global hacia los materiales sostenibles en 2025: del bambú estructural a la lignina, donde la madera técnica se suma a las soluciones que buscan descarbonizar la construcción.


¿Por qué Argentina aún no tiene edificios de madera en altura?

Aunque se han construido viviendas y pabellones experimentales, el país todavía no ha dado el salto a los edificios medianos o altos por tres motivos principales:

  1. Normativas desactualizadas: no existen reglamentos específicos para madera maciza estructural ni criterios de seguridad adaptados al CLT.
  2. Falta de formación profesional: pocos ingenieros y arquitectos conocen los sistemas de cálculo, montaje y control de calidad en madera.
  3. Ausencia de financiamiento y seguros adecuados: los bancos y aseguradoras aún consideran la madera un material de riesgo por falta de precedentes locales.

Aun así, la tendencia es clara: el mercado global empuja hacia materiales renovables, y la arquitectura argentina comienza a responder a ese llamado.


Conclusión: entre la promesa y la regulación pendiente

Si Argentina logra construir su primer edificio de madera antes de 2026, no solo alcanzará un hito arquitectónico, sino también un símbolo de cambio.
La sostenibilidad dejará de ser un discurso para convertirse en política industrial.

El país tiene los recursos naturales, la capacidad técnica y el talento profesional para hacerlo. Lo que falta es decisión: un marco regulatorio moderno y una apuesta real por la innovación.

Cuando eso ocurra, el primer edificio de madera en Argentina dejará de ser una idea y se convertirá en una muestra tangible de cómo construir un futuro más liviano y sustentable.


Preguntas frecuentes

¿Qué es el CLT o madera contralaminada?

Es un sistema de paneles de madera maciza en capas cruzadas que ofrece gran resistencia y estabilidad. Permite construir edificios de varios pisos con un bajo impacto ambiental.

¿Dónde podría construirse el primer edificio de madera en altura?

Las iniciativas más avanzadas se concentran en Misiones, por su potencial forestal y su cadena productiva. Sin embargo, su ubicación final dependerá de la normativa local y del interés inversor.

¿Qué ventajas ambientales tiene la construcción en madera?

La madera captura carbono durante su crecimiento y requiere menos energía para transformarse en material constructivo. Además, su ligereza reduce los costes de transporte y cimentación.

¿Cuándo podría construirse el primer edificio de madera en Argentina?

Si los estudios técnicos y normativos avanzan como está previsto, el primer edificio podría comenzar a construirse entre 2025 y 2026.

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