¿Qué esconde realmente el suelo bajo nuestros pies? Diferencias entre estudio geológico y geotécnico

Operario geotécnico realizando un sondeo con perforadora en terreno natural para estudio del subsuelo.
Antes de levantar una estructura, cualquier profesional sabe que hay que mirar hacia abajo. El terreno que soportará una edificación o infraestructura es el primer elemento estructural del proyecto, aunque no se vea. Por eso, conocerlo a fondo no es una formalidad, sino una necesidad técnica. Existen dos estudios fundamentales que ayudan a entenderlo: el estudio geológico y el estudio geotécnico. A menudo se confunden, pero su finalidad, metodología y utilidad son distintas. Y comprender sus diferencias puede marcar la línea entre una obra segura y una futura patología constructiva.
El estudio geológico: entender el origen del terreno
El estudio geológico se centra en la historia natural del suelo y la roca. No busca datos numéricos para cimentar, sino comprender cómo se formó y cómo se comporta el terreno como sistema natural. El geólogo analiza las capas, las formaciones rocosas, los procesos erosivos y tectónicos, así como la influencia del agua subterránea. Este análisis permite identificar los materiales presentes (arcillas, limos, arenas, gravas, calizas, pizarras, etc.), su disposición estratigráfica y su grado de alteración o fracturación.
También estudia la geomorfología —el relieve y su evolución—, la tectónica —presencia de fallas o pliegues— y la hidrogeología, que determina la existencia de acuíferos, permeabilidad y nivel freático. Con toda esta información se evalúan riesgos geológicos naturales, como hundimientos, deslizamientos, erosiones o zonas kársticas.
En España, estos estudios se apoyan en las directrices del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y sirven como base para posteriores análisis. Su carácter es fundamentalmente descriptivo y preventivo: ayudan a entender el entorno geológico para anticipar posibles problemas antes de perforar o cimentar.
El estudio geotécnico: cómo se comportará el terreno al construir
El estudio geotécnico, en cambio, tiene un enfoque más práctico y cuantitativo. Se trata de determinar cómo responderá el terreno al peso de una edificación o infraestructura y establecer las condiciones necesarias para garantizar su estabilidad estructural. Este estudio es obligatorio según el Código Técnico de la Edificación (CTE, DB-SE-C) en España.
Un geotécnico o ingeniero civil especializado realiza una campaña de campo y otra de laboratorio. En la fase de campo se ejecutan sondeos, calicatas y ensayos in situ (como el SPT, el CPT o el presiómetro) para conocer la resistencia del terreno y su composición a diferentes profundidades. En laboratorio, las muestras recogidas se someten a pruebas de granulometría, plasticidad, densidad, cohesión y ángulo de rozamiento interno, entre otras.
Los resultados permiten definir el tipo de cimentación más adecuada —ya sea superficial, por zapatas o losas, o profunda, mediante pilotes—, calcular asientos admisibles, evaluar la capacidad portante y proponer medidas para drenajes o mejora del suelo. Además, el estudio detecta la presencia del nivel freático, el riesgo de expansividad o licuefacción, y las posibles deformaciones a largo plazo.
El informe geotécnico final incluye conclusiones, gráficos, resultados de laboratorio y recomendaciones constructivas que los proyectistas utilizan para el cálculo estructural y para dimensionar las cimentaciones con seguridad.
Diferencias esenciales entre ambos estudios
Aunque ambos parten del mismo terreno, sus propósitos y métodos son muy distintos.
El estudio geológico tiene un enfoque más amplio, descriptivo y científico. Busca comprender el entorno natural, su origen, su evolución y los posibles riesgos asociados al relieve, al agua o a la tectónica. Se realiza a una escala regional o de entorno y describe el “porqué” del terreno.
El estudio geotécnico, en cambio, se centra en la parcela concreta donde se construirá. Es un estudio aplicado, técnico y normativo, orientado a obtener valores numéricos que permitan calcular la cimentación. Se apoya en ensayos de campo y laboratorio, y sus resultados determinan parámetros como la resistencia, la deformabilidad o el módulo de elasticidad del suelo.
En resumen, el primero explica la naturaleza del suelo, y el segundo dicta cómo construir sobre él. Mientras el geólogo se pregunta cómo se formó la roca y qué historia cuenta el terreno, el ingeniero geotécnico busca saber cuánta carga puede soportar sin deformarse o colapsar.
Un ejemplo práctico
Imaginemos una vivienda de dos plantas proyectada en una zona con depósitos fluviales antiguos.
El estudio geológico detecta la presencia de arenas y limos con capas de gravas, y señala que existe una falla inactiva a menos de un kilómetro. Aporta una visión global de los riesgos del terreno y recomienda realizar perforaciones en profundidad para conocer la consistencia de las capas.
El estudio geotécnico, siguiendo esas recomendaciones, ejecuta los sondeos y ensayos, y concluye que los primeros metros del terreno son blandos y poco compactos. Sugiere, por tanto, una cimentación profunda con pilotes que alcancen un estrato firme a seis metros.
Gracias a la combinación de ambos estudios, el edificio podrá apoyarse de manera segura. Si uno de los dos faltara, la obra podría enfrentarse a asientos diferenciales, fisuras o incluso fallos estructurales.
Valor normativo y económico
La realización de ambos estudios no solo garantiza la seguridad de la construcción, sino que reduce riesgos económicos. Detectar a tiempo un terreno inestable o un nivel freático alto evita costosas modificaciones de cimentación en obra.
En España, el estudio geotécnico es legalmente obligatorio para cualquier edificación, según el CTE. En cambio, el estudio geológico, aunque no lo es, resulta muy recomendable en terrenos con complejidad geológica, en zonas montañosas o costeras, o en infraestructuras de gran escala como túneles, presas o parques eólicos.
Cada euro invertido en un estudio previo puede ahorrar miles durante la ejecución. Entender el terreno antes de construir es una de las formas más eficaces de reducir riesgos técnicos, ambientales y económicos.
6. La importancia de la comunicación entre disciplinas
El valor de estos estudios no se limita a los informes. Depende de la coordinación entre los profesionales que los elaboran y los equipos de proyecto. El geólogo ofrece una visión general del terreno y su comportamiento natural, mientras el ingeniero geotécnico traduce esa información en parámetros técnicos que permiten diseñar una cimentación segura.
Cuando esta comunicación se rompe, pueden surgir errores graves: cimentaciones sobredimensionadas, movimientos de tierra innecesarios o incluso fallos estructurales por falta de información compartida.
La clave está en que ambos especialistas trabajen en paralelo, compartiendo datos y validando resultados para ofrecer una base sólida al proyecto.
Reflexión final
Bajo cada edificio, carretera o puente se esconde una historia geológica que lleva millones de años escribiéndose. Ignorarla es construir sobre la incertidumbre.
El estudio geológico y el geotécnico son la traducción moderna de esa lectura del terreno: uno interpreta el pasado natural, el otro asegura el futuro estructural.
La verdadera ingeniería no comienza con el hormigón, sino con el conocimiento silencioso del suelo que lo sostiene.
Cuando el terreno avisa: asentamientos, drenaje y precisión estructural
En muchos proyectos, los asentamientos diferenciales no surgen por falta de cálculo, sino por una lectura incompleta del terreno. Lo mismo ocurre cuando varias infraestructuras coinciden en un mismo entorno: su interacción mutua puede alterar el comportamiento del suelo y generar tensiones no previstas. Casos tan conocidos como el refuerzo de la Torre de Pisa recuerdan que incluso las cimentaciones históricas pueden corregirse cuando se entiende cómo actúa el subsuelo.
Hoy, herramientas como los modelos digitales del terreno (MDT) permiten anticipar deformaciones y estudiar mejor la interacción entre infraestructuras cercanas, evitando el temido asentamiento diferencial o los desajustes en el drenaje urbano que derivan en inundaciones. La estabilidad del suelo, en definitiva, no depende solo de sus parámetros geotécnicos, sino también de cómo lo entendemos y lo integramos en el conjunto de la ciudad
Preguntas frecuentes (FAQ)
1. ¿Es obligatorio hacer ambos estudios?
El estudio geotécnico sí lo exige el CTE; el geológico no siempre, aunque es muy recomendable en terrenos complejos o con riesgos naturales.
2. ¿Quién firma cada tipo de estudio?
El geológico lo elabora un geólogo colegiado; el geotécnico, un ingeniero civil o técnico con especialización en geotecnia.
3. ¿Cuánto cuesta un estudio geotécnico para una vivienda?
Suele costar entre 1.000 y 2.500 euros, según la profundidad de los sondeos y el número de ensayos.
4. ¿Qué consecuencias tiene no hacer un estudio adecuado?
Pueden producirse asientos diferenciales, fisuras y fallos estructurales que comprometan la estabilidad y la habitabilidad.
5. ¿Puedo usar un estudio geotécnico antiguo?
Solo si se confirma que el terreno no ha cambiado ni ha habido excavaciones, obras o modificaciones freáticas significativas.
