Chile lanza el mayor plan de desalación urbana de su historia: así cambiarán las ciudades costeras en 2026
Chile prepara el mayor salto hídrico de su historia: nuevas plantas desaladoras transformarán ciudades costeras y metropolitanas en 2026. Pero el impacto real —en vivienda, tarifas y urbanismo— será mucho más profundo de lo que parece.

Chile apuesta por la desalación urbana para asegurar agua potable en ciudades costeras afectadas por la sequía.
Santiago, Antofagasta, Coquimbo y Valparaíso avanzan en nuevas plantas desaladoras para asegurar agua potable, vivienda y urbanismo resiliente frente a la megasequía más prolongada que ha vivido el país.
Introducción: Chile acelera la desalación urbana en plena megasequía
Tras quince años de sequía, Chile afronta un punto de inflexión histórico. El Gobierno ha lanzado el mayor programa de desalación urbana en Chile, un plan diseñado para abastecer a ciudades costeras y metropolitanas entre 2025 y 2026. Ya no se trata de proyectos aislados: es una estrategia nacional de seguridad hídrica.
El giro se concreta en el Plan de Desalación 2025–2030 del Ministerio de Obras Públicas de Chile, donde se detalla cómo las plantas desaladoras pasarán a integrarse directamente en las redes de agua potable urbana. La urgencia queda reflejada en el Informe de Escasez Hídrica 2025 elaborado por la Dirección General de Aguas (DGA), que confirma que más de la mitad de la población urbana vive en comunas con decretos activos de escasez.
Desde el ámbito académico, los análisis del CEPPE UC apuntan a que el despliegue de nuevas plantas será determinante para evitar que la crisis hídrica limite la vivienda, la industria y los servicios básicos. Para muchos expertos, el país ha entrado en una fase en la que el agua potable desalada será un recurso estructural del desarrollo urbano.
Por qué la desalación urbana será clave en Chile entre 2025 y 2026
El avance de la desalación urbana en Chile no es una apuesta coyuntural, sino la respuesta a una combinación de factores críticos.
La megasequía se ha vuelto permanente
Los caudales de ríos clave como el Maipo, el Aconcagua y el Elqui llevan más de una década en descenso. Embalses estratégicos para el consumo residencial operan por debajo de sus niveles históricos. La DGA ya no habla solo de variabilidad climática, sino de un déficit estructural de agua.
La presión urbana crece más rápido que las fuentes tradicionales
Antofagasta, Valparaíso y la conurbación Coquimbo–La Serena suman población, viviendas, turismo e industria. Pero sus acuíferos y ríos no acompañan este ritmo. La brecha entre demanda y disponibilidad es cada vez mayor.
La escasez ya condiciona la vivienda
En varias ciudades, la falta de seguridad hídrica ha frenado la entrega de permisos de construcción. Esto no solo afecta la oferta de viviendas, sino que presiona los precios y tensiona la planificación urbana.
Habitaro lo analizó en profundidad en su reportaje sobre crisis hídrica urbana, donde se explica cómo la sequía prolongada está redefiniendo el desarrollo de las ciudades chilenas.
Las plantas desaladoras que marcarán el cambio en Chile
El despliegue de plantas desaladoras en ciudades de Chile se concentra en cuatro polos urbanos.
Antofagasta: ampliación de la capacidad y nuevas redes
Antofagasta fue pionera en suministrar agua potable desalada a su población, pero el crecimiento urbano obligó a ampliar la planta existente y reforzar tuberías de impulsión. La ampliación permitirá estabilizar la red y reducir la dependencia de pozos sobreexplotados en sectores residenciales.
Coquimbo–La Serena: infraestructura urgente para una conurbación crítica
La nueva planta desaladora para la conurbación Coquimbo–La Serena será una de las más relevantes de los próximos años. Permitirá abastecer a cientos de miles de habitantes y aliviar la presión sobre el embalse Puclaro, uno de los más golpeados por la sequía. La obra desbloqueará además proyectos habitacionales detenidos por falta de caudal.
Valparaíso: macroplanta en evaluación para el Gran Valparaíso
El Aconcagua atraviesa su etapa más crítica en décadas. Por ello, autoridades regionales estudian una macroplanta urbana destinada a alimentar las redes de ESVAL. Su impacto sería decisivo para Viña del Mar, Valparaíso, Quilpué y Villa Alemana, comunas que ya han experimentado restricciones y cortes.
Santiago: un proyecto sin precedentes para transportar agua desalada desde la costa
El MOP estudia transportar agua potable desalada desde la costa de Valparaíso hasta la Región Metropolitana mediante una conducción superior a los 100 kilómetros. Según la información publicada sobre la concesión de la Planta Desaladora para la Región de Coquimbo, el proyecto contempla una capacidad aproximada de 1.200 l/s, captación costera, sistemas de bombeo y estanques de distribución urbana, configurando una infraestructura que marcaría un antes y un después en el abastecimiento metropolitano.
Tecnología y arquitectura del agua: así funcionarán las nuevas redes urbanas
Detrás del despliegue de soluciones de agua en Chile hay una arquitectura técnica compleja y nuevos estándares urbanos.
Ósmosis inversa de alta eficiencia
Las nuevas plantas emplean membranas de última generación capaces de reducir el coste energético por metro cúbico y mejorar la calidad del agua procesada. La ósmosis inversa se consolida como la tecnología central de la desalación urbana en Chile.
Redes de impulsión y depósitos en altura
La infraestructura combina estaciones de bombeo costeras, tuberías de impulsión y depósitos ubicados en zonas elevadas para estabilizar la presión en la red. Esta “arquitectura del agua” será tan determinante para el funcionamiento de las ciudades como el propio sistema viario o eléctrico.
Vinculación con energías renovables
Los estudios del CEPPE UC explican que las desaladoras urbanas tenderán a conectarse con parques solares o eólicos, reduciendo la huella de carbono de la infraestructura hídrica en Chile y mejorando la competitividad del agua potable desalada.
Estándares antisísmicos
Chile está diseñando sus nuevas infraestructuras hídricas para operar incluso en escenarios sísmicos severos. El objetivo es que la red urbana no se vea interrumpida tras un terremoto, como ocurre todavía con otras infraestructuras críticas.
Cómo la desalación reforzará la vivienda y las ciudades costeras
Estabilidad hídrica para la vivienda
El factor más decisivo es la estabilidad. Con agua segura, los municipios podrán autorizar nuevos desarrollos inmobiliarios. En ciudades donde el suelo estaba bloqueado por falta de caudal, la llegada de agua desalada abre un nuevo ciclo de inversión y planificación urbana.
Nuevos estándares de construcción
Las nuevas exigencias incluirán redes mixtas, sanitarios eficientes y sistemas de recuperación de aguas grises. La transición hidráulica será tan determinante para la vivienda como lo fue, en su momento, la transición eléctrica.
Este giro se alinea con el enfoque de ciudades sostenibles, donde el agua deja de ser un recurso invisible y pasa a ser un componente central de la planificación urbana junto con la energía, la movilidad y el espacio público.
Infraestructura integrada en barrios consolidados
El despliegue de tuberías y depósitos obligará a intervenir zonas urbanas consolidadas. Eso exigirá coordinación entre empresas sanitarias, municipios y comunidades para minimizar impactos y mejorar la integración paisajística.
Expansión urbana más controlada
Los municipios costeros podrán planificar nuevos barrios sin comprometer las reservas de acuíferos, lo que favorece una expansión más sostenible y un mejor equilibrio entre vivienda y recursos.
¿Aumentarán las tarifas del agua por la desalación?
La pregunta que más preocupa a los ciudadanos es el precio. Producir un metro cúbico de agua desalada cuesta entre 0,70 y 1,10 dólares, dependiendo del consumo energético, el tamaño de la planta y la distancia a la ciudad.
Para 2026 influyen tres factores:
- participación privada para reducir costos mediante licitaciones competitivas,
- subsidios estatales para evitar subidas bruscas,
- redes mixtas que permitan equilibrar el precio final.
Los análisis del CEPPE UC apuntan a ajustes moderados, acompañados de una mejora significativa en continuidad y seguridad del suministro. Para millones de hogares urbanos, la estabilidad pesa más que un posible incremento marginal.
Conclusión: la desalación urbana en Chile marcará el futuro de las ciudades
Chile ha dejado de ver la desalación como un recurso exclusivo para la minería y la ha integrado como columna vertebral de su política urbana. La desalación urbana en Chile será fundamental para garantizar vivienda, resiliencia climática y continuidad del suministro en los próximos años.
Como insisten los equipos técnicos del Ministerio de Obras Públicas, “la desalación será un pilar estructural del abastecimiento urbano durante la próxima década”. El reto será integrar esta nueva infraestructura con planificación sostenible, eficiencia y modernización de redes, para que el agua potable desalada no solo sostenga el modelo actual, sino que impulse ciudades más justas y habitables.
Preguntas frecuentes sobre desalación urbana en Chile
Sí. Cumple las normas chilenas y los estándares internacionales de calidad para consumo humano.
Puede haber ajustes moderados, pero el Estado busca evitar incrementos bruscos mediante subsidios y licitaciones competitivas.
Antofagasta, Coquimbo–La Serena y Valparaíso. Santiago podría sumarse a partir de 2026–2027 si se concreta la conducción desde la costa.
Porque la desalación urbana en Chile garantiza suministro, pero no sustituye la necesidad de reducir pérdidas, modernizar redes y promover un uso responsable del recurso.
