Crecimiento del PIB en España: por qué la economía va bien pero los bolsillos no lo notan

El crecimiento del PIB en España avanza con fuerza, pero los salarios reales y el poder adquisitivo siguen estancados.
Una economía que crece, pero no despega para todos
España vuelve a ser el país que más crece de la eurozona. El crecimiento del PIB en España se sitúa en torno al 2,5-2,6 % para 2025, según previsiones del Banco de España y Funcas, cifras que contrastan con el débil avance del resto de Europa.
El turismo, la inversión pública y la creación de empleo sostienen el ritmo. Sin embargo, muchos españoles sienten que su salario sigue sin llegar a fin de mes.
Y no es una percepción equivocada.
Mientras la macroeconomía sonríe, la microeconomía familiar sigue atrapada entre la inflación, el coste de la vivienda y unos sueldos que crecen más despacio de lo que suben los precios.
Por qué el liderazgo español es relativo
Decir que España lidera el crecimiento económico suena bien, pero encierra matices importantes. Nuestro país parte de un nivel de PIB más bajo que las grandes economías europeas, por lo que cualquier rebote porcentual parece más espectacular. Es el mismo efecto que ocurre cuando una persona que gana poco dobla su salario: crece mucho en porcentaje, pero sigue lejos del nivel de los demás.
La pandemia golpeó especialmente a sectores clave como el turismo y la hostelería. Su recuperación explica buena parte del actual repunte.
En realidad, gran parte del crecimiento del PIB en España responde a un efecto base bajo y a un impulso del consumo interno, no tanto a mejoras estructurales de productividad.
De hecho, el propio Banco de España ha advertido que la productividad por trabajador lleva tiempo estancada, lo que limita la capacidad de trasladar ese crecimiento a los salarios.
Crecimiento del PIB en España: los salarios suben, pero el poder adquisitivo baja
Según el INE, el salario medio anual en España fue de unos 28.000 € en 2023, un 4 % más que el año anterior. Sin embargo, esa subida se ve casi anulada por la inflación acumulada, que sigue rondando el 2,5-3 %.
El salario mediano —el que divide a la población en dos mitades— ronda los 23.000 €, y el más frecuente no llega a 16.000 €.
Es decir: la mayoría de trabajadores gana menos de lo que marca la media estadística.
La brecha de género persiste: los hombres perciben de media unos 4.700 € más al año que las mujeres.
Y pese a la subida del Salario Mínimo Interprofesional, que alcanzará los 1.381 € mensuales en 2025, más del 60 % de los trabajadores sigue por debajo de los 30.000 € anuales.
En otras palabras: aunque el PIB avanza, el poder adquisitivo en España no mejora porque los precios crecen más rápido que los sueldos.
La cesta de la compra, la energía o la vivienda absorben cada euro extra que llega a las nóminas.
Macroeconomía vs microeconomía: el divorcio entre los datos y la realidad
El contraste es claro: los indicadores macroeconómicos reflejan una recuperación sólida, pero en la vida cotidiana los hogares siguen ajustando gastos.
La macroeconomía mide la producción total, las exportaciones o el empleo agregado; la microeconomía mide lo que realmente queda en el bolsillo después de pagar el alquiler, la hipoteca o el supermercado.
Y ahí es donde los números pierden brillo.
Porque aunque el crecimiento del PIB en España genere titulares optimistas, el ciudadano medio no percibe mejoras reales: los salarios suben en papel, pero bajan en valor.
Como resume un analista de Funcas, “España está creciendo más por cantidad que por calidad”. Se crean empleos, sí, pero en su mayoría con sueldos bajos o de baja productividad.
Factores que explican la desconexión entre PIB y bienestar
- Productividad estancada. El empleo aumenta, pero sin una mejora clara en la eficiencia ni en la tecnología.
- Dependencia del turismo y los servicios. Sectores con fuerte peso en el PIB, pero con salarios tradicionalmente bajos.
- Inflación persistente. Aunque el IPC se ha moderado, el precio de alimentos y vivienda sigue presionando.
- Desigualdad salarial. La diferencia entre el salario medio y el más frecuente evidencia una estructura de sueldos muy polarizada.
- Coste de la vivienda. El alquiler se lleva más del 40 % del salario medio en las grandes ciudades, según datos del INE y el Banco de España.
- Presión fiscal. Los impuestos y cotizaciones reducen la renta neta, especialmente en los salarios medios y bajos.
Cómo lograr que el crecimiento llegue al ciudadano
España necesita además de crecer más, crecer mejor.
Para que el progreso económico se traduzca en bienestar real, el país debe centrarse en tres frentes:
- Aumentar la productividad mediante inversión en innovación, formación técnica y digitalización.
- Fomentar empleo estable y bien pagado, especialmente en sectores industriales y tecnológicos.
- Reequilibrar el coste de la vivienda con más oferta, suelo público y políticas que estimulen la rehabilitación, algo que en Habitaro ya hemos analizado en artículos como: «Déficit de vivienda en España: generación de hogares y falta de oferta» o «Precio de la vivienda en España: por qué seguirá subiendo».
También urge avanzar en una reforma fiscal progresiva que deje más margen de renta disponible a las familias y en políticas redistributivas que compensen el encarecimiento de los bienes esenciales.
Un fenómeno europeo, pero más acusado aquí
El desfase entre economía y bienestar no es exclusivo de España.
En buena parte de Europa, los salarios reales llevan años sin seguir el ritmo del PIB.
La diferencia es que en nuestro país ese desequilibrio se agrava por un modelo productivo basado en servicios, contratos temporales y baja productividad.
Según la OCDE, mientras Alemania o Francia ya han recuperado los niveles de renta real previos a la pandemia, España sigue por detrás.
Y aunque lidera el crecimiento en porcentaje, la distancia con las grandes economías europeas en riqueza real y productividad se mantiene.
Crecimiento del PIB en España: crecer no basta
El crecimiento del PIB en España demuestra que la economía se mueve, pero no necesariamente en la dirección del bienestar.
Los datos son positivos, sí, pero esconden una paradoja: el país crece sin que su gente lo sienta.
Mientras no se logre que la productividad acompañe a los salarios, el crecimiento seguirá siendo un número en los informes, no una mejora en la vida real.
Preguntas frecuentes sobre el crecimiento del PIB en España
¿Por qué España crece más que otros países?
Porque partía de una base más baja tras la pandemia y ha recuperado con fuerza sectores como el turismo y los servicios, aunque con menor productividad.
¿Por qué no mejora el poder adquisitivo?
Los salarios suben menos que la inflación y el coste de la vivienda y los bienes básicos absorben gran parte del ingreso disponible.
¿Qué puede hacer el Estado para mejorar esta situación?
Fomentar la productividad, la vivienda asequible, el empleo de calidad y una fiscalidad que deje más margen al trabajador medio.
¿Cuándo notará el ciudadano el crecimiento?
Cuando los sueldos reales crezcan más rápido que los precios y la economía avance en sectores de mayor valor añadido.