Por qué cada vez más comunidades de vecinos están prohibiendo los pisos turísticos
Cada vez más comunidades de vecinos están prohibiendo los pisos turísticos. Cambios legales, conflictos vecinales y nuevas mayorías facilitan cerrar la puerta a esta actividad.

Cada vez más comunidades de vecinos prohíben los pisos turísticos para preservar el uso residencial de los edificios.
La realidad es que las comunidades de vecinos prohíben pisos turísticos cada vez con más frecuencia, y no es una sensación aislada. Seguro que lo has notado: portales donde antes entraban y salían maletas cada semana ahora muestran carteles de “uso residencial exclusivo”. No es casualidad, y tampoco es una moda pasajera.
Durante años, los pisos turísticos en comunidades de propietarios se colaron en edificios pensados para vivir, no para rotar huéspedes. Al principio parecía una oportunidad económica. Sin embargo, con el tiempo, los problemas de convivencia, seguridad y mantenimiento han ido acumulándose. Por eso, muchas comunidades han decidido actuar.
Qué ha cambiado para que ahora sí se puedan prohibir
Hasta hace no tanto, prohibir una vivienda turística era complicado. No obstante, la Ley de Propiedad Horizontal ha ido adaptándose a esta realidad. Desde la reforma de 2019, las comunidades pueden limitar o prohibir el alquiler turístico si así lo acuerdan en junta con una mayoría cualificada de 3/5 de propietarios y cuotas.
Lo que significa en la práctica es que ya no hace falta unanimidad. Basta con que una mayoría clara considere que esta actividad perjudica al edificio. Además, la comunidad puede aprobar incrementos de hasta un 20% en los gastos comunes para las viviendas turísticas, lo que en muchos casos ha sido el primer paso antes de la prohibición total.
En ciudades como Barcelona, el propio Ayuntamiento de Barcelona ha endurecido la concesión de licencias, reforzando la posición de las comunidades que quieren proteger el uso residencial.
Los conflictos que han empujado a decir “basta”
Aunque cada edificio es un mundo, los motivos se repiten. Por un lado, está el ruido constante: entradas nocturnas, despedidas, fiestas improvisadas. Por otro, la sensación de inseguridad, ya que nunca se sabe quién entra o sale del inmueble.
A eso se suma el desgaste del edificio. Ascensores, porterías y zonas comunes sufren mucho más cuando hay rotación continua de personas. Y, además, muchos vecinos sienten que su casa deja de ser un hogar para convertirse en un pequeño hotel encubierto, gestionado muchas veces a través de plataformas como Airbnb.
¿Se puede prohibir un piso turístico ya existente?
Aquí está una de las grandes dudas. Si la comunidad aprueba ahora la prohibición, no siempre afecta de forma automática a los pisos turísticos ya en funcionamiento. Depende de varios factores: cuándo empezó la actividad, si tiene licencia previa y cómo esté redactado el acuerdo comunitario.
En muchos casos, las prohibiciones no son retroactivas, pero sí impiden nuevas altas. Por eso, cada vez más comunidades se asesoran técnicamente antes de votar, para evitar impugnaciones judiciales. En Habitaro ya analizamos en detalle cómo afectan estas decisiones al valor del inmueble en el artículo sobre errores legales frecuentes al comprar una vivienda de segunda mano, donde este punto empieza a ser clave en muchas operaciones.
El impacto directo en el valor de la vivienda
Curiosamente, prohibir pisos turísticos no suele devaluar el edificio. Más bien al contrario. En zonas tensionadas, muchos compradores buscan tranquilidad, estabilidad vecinal y ausencia de uso turístico. Por eso, una comunidad que veta esta actividad puede resultar más atractiva para familias y compradores de largo plazo.
Desde el punto de vista inmobiliario, el edificio gana en uso residencial claro, algo que también influye en la financiación hipotecaria y en la percepción de riesgo por parte de los bancos.
Cómo se está gestando la prohibición en muchas comunidades
El patrón se repite. Primero, aparecen molestias. Luego, se prueban soluciones intermedias: normas internas, sanciones, incremento de gastos. Finalmente, cuando el conflicto persiste, se convoca junta y se vota la prohibición.
Cada vez más administradores de fincas recomiendan anticiparse, regulando el uso turístico antes de que aparezca el problema. De hecho, en artículos como cómo afecta la antigüedad del edificio al valor real de una vivienda ya se observa que los edificios con normas claras evitan muchos conflictos futuros.
Preguntas frecuentes integradas en la conversación vecinal
¿Puede un solo vecino bloquear la prohibición?
No, siempre que se alcance la mayoría legal de 3/5.
¿La comunidad puede multar a un piso turístico?
Puede repercutir gastos adicionales y, si hay incumplimiento de estatutos, iniciar acciones legales.
¿Y si el propietario alquila por temporadas largas?
El alquiler de temporada no siempre se considera uso turístico, aunque depende de la normativa autonómica.
Un cambio de mentalidad que parece irreversible
Por eso, cuando se dice que las comunidades de vecinos prohíben pisos turísticos, en realidad se está hablando de algo más profundo: una defensa del uso residencial frente a la turistificación de los edificios. No es una guerra contra el turismo, sino una búsqueda de equilibrio.
La vivienda vuelve a reclamar su papel principal: ser un lugar para vivir. Y cada vez más vecinos están dispuestos a votarlo, firmarlo… y hacerlo cumplir.
