Cómo saber si un piso es frío antes de comprarlo (sin ser técnico)
Antes de comprar una vivienda, hay señales claras que indican si un piso será frío en invierno. Algunas están a la vista y otras pasan desapercibidas. Saber detectarlas a tiempo puede ahorrarte miles de euros en calefacción y reformas.

Las ventanas antiguas y la falta de aislamiento son pistas clave para detectar si un piso será frío en invierno antes de comprarlo.
Entrar en un piso por primera vez y sentir “algo raro” es más común de lo que parece. No hace falta que sea enero ni que el termómetro marque cero grados. Muchas viviendas transmiten frío incluso en días templados, y eso suele ser una pista importante. Saber cómo identificar si un piso es frío antes de comprarlo puede marcar la diferencia entre una buena inversión y un problema constante durante años.
La sensación térmica no engaña (aunque no sepas explicarla)
Cuando visitas una vivienda, fíjate en cómo reacciona tu cuerpo. Si al poco rato notas frío en los pies, en las manos o una sensación de humedad en el ambiente, conviene activar las alarmas. Esto suele estar relacionado con pérdidas de calor, algo muy habitual en pisos construidos antes de los años 90, cuando las exigencias de aislamiento eran mínimas.
Además, si el piso está vacío y aun así resulta frío, es una mala señal. Los muebles y las personas generan calor; si sin ellos ya se percibe una temperatura baja, el problema suele estar en la envolvente del edificio.
Orientación: el detalle que muchos pasan por alto
Uno de los factores más determinantes es la orientación. Un piso orientado principalmente al norte recibe muy pocas horas de sol directo, lo que provoca interiores fríos durante gran parte del año. En cambio, las viviendas con orientación sur o suroeste suelen ser más cálidas y estables térmicamente.
Por eso, antes de comprar, conviene preguntar o comprobar en planos catastrales cómo se orientan las estancias principales. En Habitaro ya analizamos cómo influye la orientación en el confort térmico de una vivienda, un aspecto clave que también afecta al valor del inmueble.
Ventanas: el gran coladero de frío
Las ventanas dicen mucho más de lo que parece. Si son de aluminio antiguo, sin rotura de puente térmico, es muy probable que el piso pierda calor por ahí. También conviene fijarse en:
- Condensaciones en los cristales
- Marcos fríos al tacto
- Vidrios simples
Estos elementos suelen explicar por qué un piso es frío en invierno aunque tenga calefacción. De hecho, según datos del IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía), una vivienda mal aislada puede perder hasta un 30% del calor por las ventanas.
Muros, fachadas y paredes “heladas”
Apoya la mano en las paredes exteriores. Si están frías incluso en un día suave, probablemente el aislamiento es inexistente o muy deficiente. Esto ocurre mucho en edificios antiguos sin cámara aislante o sin sistemas como el SATE, del que ya hemos hablado en Habitaro al analizar si conviene instalar SATE en una comunidad de vecinos.
Además, observa el grosor de los muros y si existen manchas de humedad o moho en esquinas y encuentros. No solo indican frío, sino también problemas de condensación que empeoran el confort y la salud.
El certificado energético: más útil de lo que parece
Aunque muchos compradores lo ignoran, el certificado energético ofrece pistas claras. Una vivienda con calificación E, F o G suele ser sinónimo de alto consumo energético y bajo confort térmico. No es solo una letra: detrás hay datos de aislamiento, sistemas constructivos y pérdidas de calor.
Si quieres profundizar, el propio Ministerio para la Transición Ecológica explica en su web oficial cómo interpretar estos certificados y qué significan realmente para el día a día en casa.
Calefacción: no todo vale
Un piso puede tener radiadores y aun así ser frío. Pregunta siempre:
- Tipo de sistema (gas, eléctrico, aerotermia)
- Antigüedad de la instalación
- Si calienta rápido o necesita horas
Cuando una vivienda tarda mucho en alcanzar una temperatura confortable, suele ser porque el calor se escapa. En Habitaro lo hemos visto muchas veces al analizar errores que encarecen una reforma sin darte cuenta, donde el aislamiento suele quedar en segundo plano.
La prueba silenciosa: visita a última hora
Si puedes elegir, visita el piso a última hora de la tarde. A esa hora, el sol ya no ayuda y la vivienda muestra su comportamiento real. Si notas frío rápido o cambios bruscos de temperatura entre estancias, es una señal clara de problemas térmicos.
Además, fíjate en si los actuales propietarios usan alfombras gruesas, cortinas pesadas o estufas auxiliares. Son soluciones habituales para combatir un problema que no se ha resuelto bien de origen.
El entorno también importa
Por último, observa el edificio y su entorno. Zonas muy expuestas al viento, edificios aislados sin protección o plantas bajas sobre locales sin calefactar suelen ser más frías. Incluso la climatología local influye: según datos de AEMET, algunas ciudades españolas tienen inviernos suaves en temperatura media, pero con alta humedad, lo que incrementa la sensación de frío en interiores mal aislados.
Cuando el frío se convierte en dinero
Un piso frío no solo afecta al confort. También implica facturas más altas, menor valor de reventa y, en muchos casos, reformas inevitables. Detectarlo antes de comprar te permite negociar el precio o decidir si realmente compensa la operación.
Al final, la clave está en mirar más allá de la pintura nueva o el suelo bonito. El confort térmico no se ve, pero se nota. Y, cuando falta, suele salir caro.
