Ciudad Circular 2026: el urbanismo que convierte residuos en infraestructura

Las grandes capitales latinoamericanas avanzan hacia la ciudad circular LATAM, un modelo urbano donde los residuos de construcción se convierten en nuevas calles, mobiliario y viviendas sostenibles.

Vista a nivel de calle de una ciudad latinoamericana con pavimentos y mobiliario urbano fabricados con materiales reciclados.

Calles sostenibles con pavimentos reciclados en ciudades circulares de Latinoamérica. Imagen IA.

Bogotá, Santiago y Montevideo prueban modelos urbanos donde los residuos de construcción y demolición se transforman en pavimentos, mobiliario y vivienda modular.


La revolución de la ciudad circular en Latinoamérica

La ciudad circular LATAM ya no es un concepto teórico: es una transformación urbana tangible. Desde Bogotá hasta Montevideo, las administraciones locales están integrando la economía circular urbana en sus políticas de vivienda, infraestructura y gestión de residuos.
Según el informe Circular Cities in Latin America de ONU-Hábitat (2025), “el 60 % de los residuos urbanos en la región proviene de la construcción y demolición”, lo que convierte a este sector en un eje crítico para alcanzar la sostenibilidad real.
Esta tendencia sitúa a América Latina en la vanguardia del urbanismo circular, una estrategia que reutiliza materiales de obra para construir pavimentos, parques y mobiliario urbano sin depender de recursos vírgenes.


Por qué las ciudades deben ser circulares

El modelo lineal —extraer, construir, desechar— está agotado. Las ciudades latinoamericanas enfrentan el doble reto de crecer y reducir residuos. La circularidad urbana ofrece una solución pragmática: reintegrar los materiales en el ciclo productivo, generando empleo y reduciendo costes logísticos.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) señala que cada tonelada de residuos de construcción reciclada puede ahorrar hasta un 40 % en transporte y vertido. Además, las políticas de contratación pública verde comienzan a exigir un porcentaje mínimo de materiales recuperados en proyectos de obra pública.

Iniciativas como las descritas en Economía circular en la construcción muestran cómo los RCD (residuos de construcción y demolición) pueden transformarse en nuevos cimientos urbanos, promoviendo una economía circular urbana en Latinoamérica basada en el valor y no en el desperdicio.


Ejemplos destacados: Bogotá, Santiago y Montevideo

Bogotá lidera uno de los programas más ambiciosos de gestión de RCD en la región. El Ministerio de Ambiente de Colombia impulsa la Estrategia Nacional de Economía Circular (ENEC), que integra plantas de tratamiento de residuos con el Programa Nacional de Economía Circular Urbana. Estos centros convierten áridos reciclados en adoquines, bordillos y subbases para pavimentos. Según el propio Ministerio, más de 500 000 toneladas de residuos ya se han reincorporado al sistema productivo urbano.

En Santiago de Chile, el Ministerio de Obras Públicas (MOP) y el Circular Economy Center desarrollan la Hoja de Ruta RCD – Economía Circular en Construcción 2035, que plantea fabricar mobiliario urbano y pavimentos con materiales reciclados. Este enfoque reduce las emisiones de CO₂ del sector y fortalece el tejido de innovación local, impulsando alianzas entre universidades y constructoras.

Por su parte, Montevideo avanza con un programa piloto de viviendas modulares recicladas, empleando acero y plásticos recuperados. La Intendencia capitalina busca replicar el modelo en barrios de interés social, cerrando el ciclo de materiales dentro del propio territorio urbano.


El papel de la tecnología en la economía circular urbana

La trazabilidad de materiales es uno de los grandes desafíos del urbanismo circular. Herramientas como BIM (Building Information Modeling) y blockchain permiten seguir el rastro de cada elemento constructivo desde su origen hasta su reutilización.
En Bogotá, los sistemas BIM ya se emplean para planificar demoliciones selectivas y cuantificar el potencial de recuperación de materiales. En Santiago, los sensores y etiquetas RFID permiten identificar componentes reciclados en el mobiliario público, garantizando transparencia en los procesos.

Además, nuevas plantas automatizadas separan, trituran y clasifican residuos de forma inteligente. Este tipo de tecnología está generando una industria paralela de empleo verde, alineada con los objetivos del BID y de ONU-Hábitat.


Políticas y financiación: el impulso institucional

El éxito de la ciudad circular LATAM depende en gran medida del respaldo normativo y financiero. El BID ha destinado líneas de crédito verdes y asesorías técnicas para proyectos de economía circular urbana en Bogotá, Montevideo y Santiago.
Asimismo, los gobiernos locales avanzan en marcos regulatorios que incentivan el uso de materiales reciclados mediante bonificaciones fiscales y licitaciones preferenciales. En Colombia, por ejemplo, el Plan Nacional de Economía Circular Urbana integra metas específicas de reducción de vertederos en el Plan Nacional de Desarrollo 2026.

En Chile, el MOP incorporó en 2025 la obligatoriedad de incluir un porcentaje de materiales reciclados en obras públicas, mientras que Uruguay estudia replicar la política en sus nuevos desarrollos de vivienda social.


Impacto en vivienda y arquitectura sostenible

La circularidad no solo transforma la gestión de residuos, sino también la manera de concebir la arquitectura. Las viviendas modulares recicladas, las fachadas de áridos reutilizados y los pavimentos hechos con residuos industriales son ya una realidad en varios municipios latinoamericanos.
Según el BID, el valor del mercado de materiales reciclados para la construcción en la región podría superar los 1.200 millones USD anuales en 2026.
Proyectos como los analizados en Infraestructura verde y habitabilidad urbana demuestran que la ciudad circular LATAM es un modelo rentable y resiliente, donde la innovación arquitectónica se alinea con la sostenibilidad económica y ambiental.


Conclusión: las ciudades circulares son la infraestructura del futuro

Las experiencias de Bogotá, Santiago y Montevideo evidencian que la ciudad circular LATAM es más que una tendencia: es una estrategia de desarrollo integral.
A través de la economía circular urbana, estas ciudades están reduciendo residuos, generando empleo verde y transformando la relación entre construcción y medio ambiente.
Como concluye ONU-Hábitat, “las ciudades circulares son la nueva infraestructura del futuro sostenible”.
El reto ahora es escalar estos modelos, fortalecer la cooperación regional y consolidar políticas que integren circularidad, tecnología y equidad urbana.


Preguntas frecuentes sobre la ciudad circular LATAM

¿Qué es una ciudad circular?

Una ciudad circular es aquella que optimiza el uso de recursos, minimiza los residuos y reintegra materiales al ciclo productivo. En el contexto latinoamericano, este modelo busca reducir los impactos de la urbanización y fomentar la sostenibilidad social y ambiental.

¿Qué países lideran este modelo en LATAM?

Colombia, Chile y Uruguay encabezan la implementación de políticas de economía circular urbana, seguidos por México y Brasil, que preparan sus propias estrategias nacionales.

¿Cómo se aplican los RCD en vivienda e infraestructura?

Los residuos de construcción y demolición se transforman en pavimentos, mobiliario, ladrillos y módulos habitacionales, reduciendo costes y dependencia de materiales nuevos.

¿Qué beneficios ofrece la ciudad circular para el ciudadano común?

Genera barrios más limpios, espacios públicos de calidad, empleos sostenibles y un entorno urbano más resiliente frente al cambio climático.

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