El problema oculto de los cargadores de coche eléctrico en garajes comunitarios
Instalar un cargador de coche eléctrico en un garaje comunitario parece sencillo. Sin embargo, detrás de esa decisión se esconden riesgos técnicos, conflictos vecinales y costes imprevistos que ya están aflorando en miles de edificios en España.

La instalación de cargadores eléctricos en garajes comunitarios plantea retos técnicos y vecinales
El problema oculto de los cargadores de coche eléctrico en garajes comunitarios ya está aquí
Los cargadores de coche eléctrico en garajes comunitarios se han convertido en una escena cada vez más habitual. Un vecino compra un coche eléctrico, instala su punto de recarga y, al principio, todo parece funcionar. Sin embargo, con el paso de los meses, empiezan los cortes de suministro, las discusiones en las juntas y las dudas legales. ¿Te suena esta historia?
La realidad es que muchos edificios no estaban preparados para esta nueva demanda energética. Y lo que parecía un avance hacia la movilidad sostenible acaba convirtiéndose en un foco de conflictos técnicos y vecinales.
Por qué los garajes comunitarios no estaban preparados
Durante décadas, los garajes se diseñaron con una previsión eléctrica mínima: iluminación, puertas automáticas y poco más. Sin embargo, la instalación de cargadores para coche eléctrico en comunidades multiplica de golpe la potencia necesaria.
Además, muchos edificios anteriores a 2006 cuentan con instalaciones eléctricas envejecidas. Esto provoca que, cuando varios vecinos cargan el coche al mismo tiempo, el sistema simplemente no aguante. Aquí es donde empiezan los problemas invisibles… hasta que fallan.
La normativa existe, pero pocos la conocen
En España, la referencia clave es la ITC-BT-52 del Reglamento Electrotécnico de Baja Tensión, publicada en el BOE. Esta norma regula la recarga de vehículos eléctricos en garajes, tanto privados como comunitarios.
Según esta normativa, cualquier punto de recarga debe cumplir requisitos específicos de seguridad, canalizaciones y protección. Además, la Ley de Propiedad Horizontal permite instalar un cargador individual avisando previamente a la comunidad, siempre que el coste recaiga en el propietario. Lo que no siempre se explica es que esa instalación individual puede afectar al conjunto del edificio.
El riesgo eléctrico que casi nadie menciona
Uno de los mayores problemas de los puntos de recarga en garajes comunitarios es el riesgo de sobrecalentamiento. Un cableado insuficiente o una mala ventilación pueden generar temperaturas peligrosas durante cargas prolongadas.
Aunque los incendios siguen siendo poco frecuentes, los técnicos ya advierten de un aumento de incidencias relacionadas con cuadros eléctricos saturados. Por eso, colegios profesionales como el CATEB insisten en la necesidad de estudios previos antes de autorizar nuevas instalaciones.
Cuando llega el conflicto vecinal
Aquí aparece la parte más delicada. Un vecino instala su cargador conforme a la ley, pero otros empiezan a notar subidas en la factura eléctrica comunitaria o fallos en servicios comunes. Entonces surge la pregunta incómoda: ¿quién paga las mejoras necesarias?
En muchos casos, la comunidad se ve obligada a reforzar la instalación general. Esto implica derramas que no todos están dispuestos a asumir, especialmente quienes no tienen coche eléctrico. El resultado es una tensión creciente en juntas de propietarios.
Costes ocultos que no se explican al principio
Instalar un cargador individual puede costar entre 800 y 1.500 euros. Sin embargo, si el garaje necesita una centralización de contadores, protecciones adicionales o una línea principal reforzada, la cifra se dispara.
Además, cada vez más comunidades optan por sistemas de gestión dinámica de carga. Estos reparten la potencia disponible entre varios vehículos y evitan sobrecargas, pero suponen una inversión colectiva que debe planificarse con cabeza.
La solución pasa por pensar en conjunto
La experiencia demuestra que los edificios que mejor han resuelto la instalación de cargadores para coche eléctrico en comunidades son los que han apostado por soluciones globales. Preinstalaciones comunes, canalizaciones compartidas y sistemas inteligentes evitan conflictos futuros.
De hecho, en Habitaro ya hemos analizado cómo estas mejoras aumentan el valor del inmueble, igual que ocurre con otras infraestructuras modernas como la aerotermia o el aislamiento térmico eficiente.

Qué debería hacer una comunidad antes de autorizar más cargadores
Antes de seguir autorizando instalaciones individuales, conviene hacerse algunas preguntas clave:
- ¿La instalación eléctrica actual soporta varias cargas simultáneas?
- ¿Existe un proyecto técnico firmado por un profesional?
- ¿Se ha informado a todos los vecinos de los costes futuros?
Responder a estas cuestiones a tiempo evita problemas legales y técnicos. Además, consultar fuentes oficiales como el IDAE o el propio BOE ayuda a tomar decisiones con criterio.
Preguntas frecuentes integradas
¿Puede la comunidad prohibir los cargadores de coche eléctrico en garajes comunitarios?
No, si se cumplen los requisitos legales. Sin embargo, sí puede exigir que la instalación no afecte a los servicios comunes ni a la seguridad del edificio.
¿Quién paga las mejoras eléctricas del garaje?
Depende del caso. Si la mejora beneficia a todos, suele repartirse. Si es exclusiva para un usuario, el coste puede recaer solo en él, aunque esto genera debate.
¿Es obligatorio un proyecto técnico?
No siempre, pero es altamente recomendable. De hecho, muchos problemas actuales vienen de instalaciones sin un estudio previo serio.
Lo que está claro es que los cargadores de coche eléctrico en garajes comunitarios no son solo una cuestión tecnológica. Son, cada vez más, una prueba de cómo los edificios deben adaptarse a una nueva forma de vivir y moverse. Anticiparse hoy puede evitar muchos problemas mañana.
