La patología constructiva de la aluminosis: causas, diagnóstico y rehabilitación

La aluminosis es una patología del hormigón causada por el cemento aluminoso, que provoca pérdida de resistencia estructural. Conoce sus síntomas, diagnóstico y las soluciones de rehabilitación que se aplican hoy en España.

viga y pilar de hormigón con fisuras y armaduras oxidadas afectadas por aluminosis

Estructura deteriorada por aluminosis, donde se aprecian grietas y barras de acero corroídas en el hormigón armado.

Entre las patologías que más han condicionado la historia reciente de la construcción en España, la aluminosis ocupa un lugar destacado.
Esta enfermedad del hormigón, provocada por el uso de cemento aluminoso, afectó a miles de edificios levantados entre los años 50 y 70.
Durante décadas se valoró por su rápido fraguado y resistencia inicial, pero el tiempo reveló una debilidad estructural que puso en riesgo la estabilidad de numerosas construcciones.

Hoy, se considera un caso paradigmático en la ingeniería y la arquitectura, que demuestra la importancia del control de calidad en la construcción y la trazabilidad de los materiales.


Qué es la aluminosis y cómo se origina

La aluminosis es una patología del hormigón armado que se produce cuando el cemento aluminoso sufre una reacción química denominada conversión.
Durante este proceso, los hidroaluminatos cálcicos se transforman en compuestos más estables pero menos resistentes, reduciendo drásticamente la capacidad portante del material.

A medida que avanza el deterioro, el hormigón pierde densidad, se vuelve poroso y facilita la corrosión de las armaduras metálicas.
El problema es más frecuente en zonas con ambientes cálidos y húmedos, donde la reacción se acelera, sobre todo en forjados de viguetas prefabricadas sin control de fabricación.

Por ello, la aluminosis se considera una patología estructural derivada de errores en la elección de materiales y en la supervisión de obra más que de una mala ejecución puntual.


Síntomas y diagnóstico de la aluminosis

La detección de la aluminosis requiere una inspección técnica estructural realizada por un arquitecto o ingeniero especializado.
No obstante, algunos signos visuales pueden servir como primera alerta:

  • fisuras longitudinales en techos o viguetas,
  • desprendimientos del recubrimiento de hormigón,
  • manchas de óxido o armaduras expuestas,
  • deformaciones o pandeos en el forjado,
  • sensación de vibración o flexión al caminar.

Para confirmar el diagnóstico se toman muestras y se realizan ensayos de laboratorio que determinan el tipo de cemento empleado y su grado de alteración.
En este punto, el control de calidad en la construcción resulta esencial para evitar este tipo de patologías.

Asimismo, estudios previos como el estudio geotécnico permiten anticipar comportamientos estructurales del terreno y mejorar la durabilidad de la edificación desde la fase inicial del proyecto.


Rehabilitación y refuerzo estructural

Cuando se confirma la presencia de aluminosis, el técnico responsable evalúa el grado de afectación para determinar si la estructura puede reforzarse o necesita una sustitución parcial o total.
Las soluciones más habituales incluyen:

  1. Sustitución de forjados o viguetas deterioradas.
  2. Refuerzos estructurales mediante acero o fibras de carbono.
  3. Tratamientos pasivadores para detener la corrosión del acero.
  4. Reconstrucción completa de la estructura si el deterioro es grave.

La decisión depende tanto de la capacidad residual del material como del presupuesto de ejecución material (PEM)disponible para la obra de rehabilitación.
Gracias a las técnicas modernas de refuerzo y diagnóstico no destructivo, es posible alargar significativamente la vida útil de un edificio afectado.


Ciudades españolas más afectadas

El uso de cemento aluminoso fue especialmente común en Barcelona, Madrid, Valencia y Bilbao, donde durante los años 60 se fabricaron masivamente viguetas con este tipo de cemento.
En Cataluña, la EHE-08 y las normas posteriores como el Código Estructural prohíben su empleo en nuevas estructuras.

Hoy, los planes de inspección técnica de edificios (ITE) han reducido drásticamente los riesgos, pero aún existen miles de viviendas anteriores a 1975 con probabilidad de estar afectadas.
La vigilancia preventiva y la intervención temprana siguen siendo las medidas más eficaces para evitar colapsos estructurales.


Prevención y lecciones aprendidas

La aluminosis cambió para siempre la forma de concebir el control de materiales en la construcción.
Desde entonces, la normativa exige ensayos de laboratorio, certificados de origen y seguimiento técnico continuo en todas las fases de obra.

Además, el desarrollo de nuevos cementos y hormigones autorreparables ha mejorado notablemente la durabilidad estructural.
El conocimiento acumulado tras décadas de errores es hoy la base de una edificación más segura, trazable y sostenible.


Preguntas frecuentes (FAQ)

¿Qué edificios pueden tener aluminosis?
Principalmente los construidos entre 1950 y 1975 con viguetas prefabricadas de cemento aluminoso.

¿Cómo saber si mi vivienda está afectada?
Mediante una inspección estructural y un análisis químico del hormigón realizados por un técnico especializado.

¿Se puede reparar la aluminosis?
Sí. En muchos casos es posible reforzar la estructura, aunque en otros será necesario sustituir los elementos dañados.

¿Es obligatoria la rehabilitación?
Sí. Cuando la estructura presenta pérdida de capacidad portante, el ayuntamiento puede exigir su reparación inmediata.

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