Por qué cada vez más edificios nuevos se diseñan sin trasteros
Durante décadas, el trastero fue casi obligatorio en cualquier promoción residencial. Sin embargo, algo está cambiando. Cada vez más edificios nuevos prescinden de este espacio… y no es una casualidad. Detrás hay razones económicas, técnicas, normativas y, sobre todo, un cambio profundo en cómo vivimos y usamos nuestras casas.

Cada vez más promociones apuestan por edificios nuevos sin trasteros para optimizar costes y diseño.
Hay decisiones de diseño que pasan desapercibidas hasta que alguien las señala. Una de ellas es esta: los edificios nuevos sin trasteros ya no son una excepción. Si has visitado una promoción de obra nueva recientemente, es probable que lo hayas notado cuando el comercial, casi con naturalidad, te explica que la vivienda no incluye trastero.
Y no, no es un descuido.
Un cambio silencioso en la vivienda de obra nueva
Durante años, el trastero se utilizó como reclamo comercial. Sin embargo, en la práctica, muchos acabaron infrautilizados o convertidos en espacios problemáticos, algo habitual en edificios donde las zonas comunes no se diseñan con criterios reales de uso, como ya analizamos en Habitaro al hablar de errores de diseño que encarecen una vivienda sin que lo notes.
Además, en ciudades donde el suelo es caro y escaso, cada metro cuadrado construido tiene un impacto directo en el precio final. Y ahí es donde empieza a cuestionarse la necesidad del trastero.
Menos trasteros, más eficiencia económica
Eliminar los trasteros permite reducir superficie construida en sótanos, lo que implica menos excavación, menos estructura y menos instalaciones. Desde el punto de vista técnico, esto supone una reducción clara de costes de ejecución y también de plazos de obra.
Pero lo interesante es que este ahorro no siempre se queda en la promotora. En muchas promociones actuales, la ausencia de trastero se compensa con viviendas mejor distribuidas, algo que encaja con la tendencia que ya explicamos en Habitaro sobre por qué las viviendas nuevas son más pequeñas, pero funcionan mejor.
Además, menos espacios comunes implica gastos de comunidad más bajos, un factor cada vez más decisivo para compradores e inversores.
Normativa, incendios y problemas que ya no se quieren asumir
Desde el punto de vista normativo, el trastero no es un espacio menor. Está sujeto a exigencias estrictas en materia de incendios, ventilación y sectorización según el Código Técnico de la Edificación, cuyo texto oficial puede consultarse directamente en la web del Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana.
En la práctica, los trasteros concentran incidencias recurrentes: incendios por acumulación de carga de fuego, problemas de humedad, ocupaciones indebidas o usos no permitidos. Al eliminarlos, el edificio se simplifica, se reducen riesgos y también costes de mantenimiento a largo plazo.
Vivimos de otra manera (y las viviendas lo reflejan)
Otro factor clave es el cambio de hábitos. Hoy acumulamos menos objetos y valoramos más los espacios bien resueltos. Por eso, muchas viviendas nuevas apuestan por armarios integrados, soluciones a medida y muebles multifuncionales, desplazando el almacenamiento al interior de la vivienda de forma mucho más eficiente.
Este enfoque conecta directamente con los criterios de optimización del espacio y reducción de superficie innecesaria que promueve el IDAE en sus estrategias de eficiencia energética en edificios.
Menos metros inútiles, menor impacto ambiental
Desde una perspectiva ambiental, eliminar espacios infrautilizados tiene todo el sentido. Cada metro cuadrado construido implica consumo de materiales, energía y emisiones asociadas. Por eso, muchas promociones que buscan criterios de sostenibilidad reducen deliberadamente zonas comunes poco usadas, entre ellas los trasteros.
El resultado es un edificio más compacto, más eficiente y con menor huella de carbono, alineado con el tipo de vivienda que ya hemos analizado en Habitaro cuando hablamos de cómo serán las casas del futuro en Europa.
¿Y el comprador? Lo que se gana y lo que se pierde
Vivir en edificios nuevos sin trasteros implica un cambio de mentalidad. No es una decisión universal, pero tampoco es un error. Entre las ventajas más claras destacan:
- Menor precio de compra o mejor calidad constructiva.
- Gastos de comunidad más bajos.
- Menos problemas de mantenimiento y gestión.
Como contrapartida, se pierde espacio para almacenaje estacional. Por eso, este modelo funciona especialmente bien entre perfiles urbanos, compradores jóvenes o personas que priorizan ubicación y diseño frente a metros auxiliares.
Una tendencia que no parece pasajera
Todo apunta a que este enfoque seguirá creciendo, especialmente en ciudades densas. No significa que el trastero desaparezca por completo, pero sí que deja de ser un elemento obligatorio.
La vivienda ya no se concibe como un lugar para acumular cosas, sino como un espacio para vivir mejor. Y en ese cambio silencioso, los edificios nuevos sin trasteros son solo una pieza más del puzle.
Preguntas frecuentes
¿Es legal construir edificios nuevos sin trasteros?
Sí. La normativa no obliga a incluir trasteros en edificios residenciales.
¿Se revalorizan menos estas viviendas?
No necesariamente. En muchos casos, una buena distribución interior compensa sobradamente su ausencia.
¿Pueden añadirse trasteros después?
Es complejo y costoso, por lo que conviene valorar esta cuestión antes de comprar.
La vivienda está dejando de ser un lugar donde acumular cosas para convertirse en un espacio donde vivir mejor. Por eso, los edificios nuevos sin trasteros no son un recorte, sino una decisión consciente que refleja cómo cambian nuestras prioridades. Y, visto con perspectiva, probablemente no sea el trastero lo que más echaremos de menos.
