Uruguay prueba los primeros barrios 100% eléctricos sin gas: ¿modelo exportable a Latinoamérica?
Uruguay experimenta con los primeros barrios 100% eléctricos, sin una sola tubería de gas. ¿Cómo funcionan, cuánto ahorran y puede este modelo expandirse al resto de Latinoamérica?

Uruguay prueba barrios 100% eléctricos como parte de su estrategia energética nacional.
Los barrios eléctricos en Uruguay se están convirtiendo en uno de los experimentos urbanos más ambiciosos de América Latina. El país, pionero en energías limpias, avanza hacia desarrollos residenciales sin gas. Estos barrios funcionan solo con electricidad eficiente, paneles solares, bombas de calor y cocinas de inducción. No es una visión futura: ya está ocurriendo.
A través de esta apuesta, Uruguay demuestra que la electrificación total en vivienda reduce emisiones, mejora la seguridad y baja las facturas. Además, crea barrios preparados para microredes y sistemas de autoconsumo. La gran pregunta es si este modelo puede replicarse en Chile, Argentina, México o Colombia.
¿Por qué Uruguay elimina el gas natural en vivienda?
Uruguay lleva más de una década destacando por su liderazgo energético. Según Mi Casa Eficiente del MIEM, la matriz eléctrica del país, la matriz eléctrica del país se apoya de forma mayoritaria en fuentes renovables, lo que permite impulsar políticas de electrificación residencial sin depender del gas. En 2025–2026, el Gobierno ha ampliado incentivos para sustituir calefones a gas por bombas de calor y mejorar la climatización eficiente mediante programas específicos gestionados por este ministerio.
Al mismo tiempo, la empresa estatal UTE refuerza esta transición con planes de eficiencia energética y apoyo a viviendas que incorporan preinstalación eléctrica reforzada, paneles solares y tarifas específicas para climatización limpia. La combinación de política pública, estabilidad de precios y matriz renovable convierte a Uruguay en el escenario ideal para ensayar barrios totalmente eléctricos.
Cómo funcionan los barrios 100 % eléctricos
Los desarrollos residenciales sin gas se apoyan en tecnologías ya maduras, pero integradas bajo una lógica de eficiencia completa:
Bomba de calor para climatización y ACS
La aerotermia, basada en la extracción de calor del aire exterior, permite obtener calefacción, refrigeración y agua caliente sanitaria con un solo equipo. Frente a un calefón o caldera a gas, puede consumir entre tres y cuatro veces menos energía final.
Cocina de inducción
La cocina de inducción es una de las tecnologías clave, impulsada activamente por UTE dentro de sus programas para mejorar la eficiencia y la seguridad doméstica. Elimina la combustión dentro de la vivienda, reduce el riesgo de incendios y mejora la calidad del aire interior.
Carga de vehículos eléctricos
Muchos proyectos incorporan preinstalaciones de carga en cocheras y espacios comunes, siguiendo las líneas de trabajo que la propia UTE desarrolla en su estrategia de movilidad eléctrica. Esto permite que el barrio no solo sea eléctrico en el interior de las viviendas, sino también en la movilidad cotidiana.
Microredes solares y baterías
Los nuevos barrios eléctricos en Uruguay integran paneles solares comunitarios o individuales, con baterías que reducen la dependencia de la red en las horas punta y aumentan la resiliencia ante cortes de suministro. Este modelo conecta con lo que ya analizamos en Habitaro sobre viviendas autosuficientes y con la expansión de baterías y generadores solares en viviendas.
Domótica y contadores inteligentes
El uso de domótica, sensores y contadores inteligentes se alinea con las recomendaciones de la International Energy Agency (IEA), que destaca la electrificación residencial como uno de los caminos más rápidos para reducir emisiones en mercados emergentes. La monitorización en tiempo real permite ajustar consumos, programar cargas y aprovechar mejor las tarifas valle.
Ciudades piloto y proyectos reales
En Montevideo, varios desarrollos del litoral apuestan por edificios de media altura con aerotermia, inducción y paneles solares. Eliminan por completo las acometidas de gas. En Canelones, los proyectos de vivienda social integran electrificación total como estándar, lo que reduce los costes de mantenimiento y aumenta la seguridad. En Maldonado, urbanizaciones de alto estándar combinan arquitectura bioclimática, microredes y puntos de recarga, y el diseño urbano se adapta para maximizar la radiación solar.
Esta transición se relaciona con tendencias regionales de urbanismo sostenible, construcción eficiente y autonomía energética, que ganan protagonismo en distintos países de Latinoamérica.
Impacto en vivienda, arquitectura e ingeniería
La apuesta por barrios 100 % eléctricos está modificando la forma de proyectar y construir vivienda en Uruguay.
Por un lado, las instalaciones son más simples y seguras: desaparecen las tuberías de gas, las ventilaciones obligatorias para artefactos de combustión y buena parte de las revisiones asociadas. A cambio, se refuerza el diseño de los cuadros eléctricos, las secciones de cableado y la previsión de puntos de consumo elevado.
Por otro, la aerotermia se integra desde el inicio del proyecto. Las bombas de calor necesitan espacios específicos para unidades exteriores, buenas envolventes térmicas y carpinterías de altas prestaciones. Esto impulsa mejoras en aislamiento, hermeticidad y ventilación controlada, muy alineadas con las exigencias internacionales de eficiencia energética.
A nivel urbano, la electrificación total de los barrios obliga a repensar los centros de transformación, las canalizaciones y la capacidad de la red, pero también abre la puerta a soluciones de generación distribuida y almacenamiento local.
Impacto económico para las familias
Una de las preguntas clave es si vivir en un barrio 100 % eléctrico resulta más caro o más barato que en uno convencional con gas.
Cuando la climatización y el agua caliente dependen de bombas de calor bien dimensionadas, el consumo puede bajar entre un 30 % y un 50 % respecto a calderas o calefones a gas. La cocina de inducción, además de ser más segura y rápida, utiliza la energía de forma más eficiente.
Los hogares que adoptan electrificación total pueden acogerse a tarifas específicas de eficiencia ofrecidas por UTE, que reconocen el menor consumo relativo de estos equipos y ajustan el precio de la energía para climatización y agua caliente.
A esto se suma un mantenimiento reducido: sin calderas ni chimeneas, disminuyen las revisiones periódicas y los riesgos por fugas. Y, en términos de seguridad, la eliminación del gas evita explosiones, intoxicaciones y emisiones internas de NOx o CO₂.
¿Es replicable este modelo en Latinoamérica?
Aunque los barrios eléctricos en Uruguay ya son una realidad, su réplica en otros países presenta contextos muy distintos.
Chile, la alta penetración de energías renovables y el encarecimiento progresivo del gas convierten a la electrificación residencial en una opción atractiva, especialmente en vivienda nueva urbana.
Argentina, el principal obstáculo son los subsidios al gas, que distorsionan los costes reales y retrasan la adopción de tecnologías eléctricas eficientes, pese al potencial renovable del país.
En México, la diversidad climática y las diferencias tarifarias entre regiones complican una estrategia homogénea. Sin embargo, estados del norte con fuerte presencia industrial y renovable podrían liderar pilotos de barrios totalmente eléctricos.
En Colombia, zonas como la Sabana de Bogotá o Antioquia muestran un buen punto de partida para combinar electrificación residencial con mayor integración de energías renovables, siempre que se refuercen las políticas de apoyo y la estabilidad tarifaria.
Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la electrificación total de la vivienda es una de las estrategias más rápidas para descarbonizar las ciudades latinoamericanas sin sacrificar confort. Y la IEA coincide al señalar que la sustitución de equipos fósiles por bombas de calor y cocinas de inducción es clave para reducir emisiones en el sector residencial.
Conclusión: Uruguay abre camino para las ciudades eléctricas del futuro
Los barrios eléctricos en Uruguay no son solo un experimento, sino un modelo viable de urbanismo eficiente y bajo en emisiones. Con una matriz eléctrica mayoritariamente renovable, tarifas específicas para usos eficientes y un marco institucional activo, el país demuestra que la electrificación total mejora la habitabilidad, reduce costes a medio plazo y aumenta la resiliencia de las ciudades.
El reto ahora es ver si Chile, México, Colombia o Argentina estarán dispuestos a adaptar sus marcos regulatorios, sus subsidios energéticos y sus códigos de edificación para permitir que la electrificación residencial se convierta en la nueva norma y no solo en un piloto aislado.
Preguntas frecuentes
En la mayoría de los casos, no. Cuando se combinan buenas envolventes térmicas con bombas de calor y tarifas ajustadas, los costes mensuales suelen ser similares o inferiores a los de una vivienda con gas, especialmente a medio y largo plazo.
El agua caliente sanitaria se produce mediante bombas de calor, que extraen energía del aire exterior para calentar el acumulador. Son mucho más eficientes que un termo eléctrico convencional y consumen bastante menos que un calefón a gas.
Sí. La cocina de inducción es hoy una alternativa madura: ofrece mayor seguridad, mejor control de la temperatura y menor consumo energético. La curva de aprendizaje es rápida y el confort de uso es alto.
Depende del estado del inmueble, de la potencia contratada y de las obras necesarias para adaptar la instalación eléctrica. En Uruguay, parte de estos costes se reduce gracias a los programas del Ministerio de Industria, Energía y Minería de Uruguay y de UTE, que ofrecen apoyo a la electrificación eficiente.
Chile y Colombia parten con condiciones favorables por su creciente matriz renovable. México y Argentina necesitarían revisar subsidios y marcos tarifarios para que la electrificación residencial sea competitiva frente al gas, pero el potencial existe, sobre todo en vivienda nueva y desarrollos urbanos planificados.
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