“La técnica que atraviesa ciudades sin abrir zanjas: el poder silencioso de la perforación horizontal dirigida (HDD)”

Máquina de perforación horizontal dirigida HDD de color naranja trabajando sobre terreno arenoso en un entorno urbano

Imagen generada digitalmente que representa una perforadora horizontal dirigida realizando trabajos de instalación subterránea sin zanja en un área urbana.

En un momento en que las ciudades se densifican, sus infraestructuras envejecen y la demanda energética y digital crece a un ritmo frenético, una pregunta se repite en gabinetes de ingeniería: ¿cómo instalar nuevas redes sin paralizar las calles? La perforación horizontal dirigida (HDD, por sus siglas en inglés) se ha convertido en una de las respuestas más elegantes y eficientes. Esta técnica permite ejecutar conducciones subterráneas sin abrir zanjas, minimizando impactos en tráfico, comercios, servicios esenciales y paisaje urbano.

Lo que hace apenas dos décadas sonaba a maniobra reservada para proyectos excepcionales —cruces bajo ríos, carreteras o vías de alta capacidad— hoy forma parte del arsenal habitual de constructoras y utilities. Su combinación de precisión, control geotécnico y capacidad de navegación ha transformado la manera de entender el subsuelo urbano.

Este artículo desgrana cómo funciona, qué fases tiene, qué equipos emplea, qué riesgos geotécnicos controla, cuánto cuesta, cuándo se recomienda y por qué se ha convertido en un estándar de sostenibilidad en obras de canalización.


¿Qué es exactamente la perforación horizontal dirigida (HDD)?

La HDD es un procedimiento de excavación sin zanja que permite instalar tuberías, cables eléctricos de alta tensión, fibra óptica, acometidas de agua o gas mediante una perforación guiada bajo el terreno. Consiste en ejecutar un túnel controlado entre un punto de entrada y otro de salida, siguiendo una trayectoria diseñada previamente.

Se utiliza especialmente cuando:

  • Abrir una zanja sería inviable por impacto urbano.
  • Existe una infraestructura a salvar (ríos, carreteras, vías férreas, colectores profundos).
  • La profundidad requerida supera la recomendada para técnicas superficiales.
  • El proyecto exige alta precisión.

Fases del proceso: cirugía subterránea con precisión milimétrica

Perforación piloto

Todo comienza con una perforación piloto ejecutada desde el foso de entrada. La cabeza perforadora, equipada con sensores y transmisores, progresa siguiendo una curva diseñada. Un localizador en superficie recibe señales y permite corregir la trayectoria.

La perforación se realiza con fluido bentonítico, que estabiliza el hueco, lubrica las barras, transporta detritos y evita colapsos. Este fluido también ayuda a soportar terrenos arenosos o mixtos, habituales en trazados urbanos complejos.

Ensanchamiento o “reaming”

Una vez ejecutado el trazado piloto, se procede a ensanchar el diámetro mediante escariadores que retroceden desde la salida hacia la entrada. El tamaño del túnel dependerá del tipo de conducción: desde tuberías de agua potable de PVC hasta redes de calefacción urbana o cables eléctricos de alta tensión en camisas PEAD.

El fluido de perforación vuelve a ser clave para retirar detritos y mantener la estabilidad del hueco.

Inserción de la tubería

En la fase final, la tubería previamente montada en superficie se arrastra hasta su posición definitiva. El tiro se controla con dinamómetros y sensores para evitar sobreesfuerzos, especialmente en conducciones largas o en materiales más sensibles como el PEAD o el acero.

Si el tramo supera varias decenas de metros —como ocurre en perforaciones bajo ríos o avenidas principales— se utilizan aditivos poliméricos para reducir el rozamiento y evitar daños.



Terrenos, riesgos y control geotécnico

El éxito de la HDD depende tanto de la maquinaria como del conocimiento del terreno. Entre los factores más críticos:

  • Terrenos arenosos o limosos: riesgo de pérdidas de fluido y socavones.
  • Arcillas duras: pueden exigir cabezas especiales o mayor potencia.
  • Gravas y bolos: dificultan la transmisión de señal y castigan la herramienta.
  • Acuíferos someros: requieren planificación para evitar ascensos de presión o reboses de lodos.

Los proyectos de HDD suelen apoyarse en estudios geotécnicos previos y en monitorización continua. Se controlan presiones, torque, velocidad y caudal de fluido para mantener parámetros estables y evitar incidentes que comprometan la superficie.



Equipos: del cabezal localizador a las unidades de mezcla

Las perforadoras HDD modernas integran tres grandes bloques:

  1. Unidad de perforación con motor, sistema de empuje, cabezal y barras.
  2. Sondas localizadoras que permiten leer profundidad, inclinación y orientación.
  3. Planta de lodos, donde se mezclan bentonitas y polímeros, y donde se recupera el fluido usado mediante sistemas de reciclaje.

En perforaciones urbanas se buscan equipos compactos y silenciosos; en grandes proyectos (autovías, ríos, túneles bajo servicios existentes) se emplean rigs de alto tonelaje capaces de superar los 250–400 kN de fuerza de tiro.


Aplicaciones reales: dónde se usa la HDD a diario

La perforación horizontal dirigida tiene presencia en:

  • Cruces bajo carreteras y ferrocarriles.
  • Instalación de fibra óptica en zonas históricas.
  • Renovación de redes de saneamiento sin cortar calles.
  • Canalizaciones eléctricas de media y alta tensión.
  • Nuevas líneas de abastecimiento y riego.
  • Conexiones industriales profundas.

Cada año, las utilities españolas reducen kilómetros de zanja abierta gracias a esta tecnología, lo que disminuye ruido, emisiones y molestias.


Costes y plazos: ¿cuándo compensa?

Aunque la HDD presenta un coste inicial mayor que la zanja tradicional, se convierte en ventaja clara cuando:

  • La afección al tráfico implica desvíos costosos.
  • El paso por superficie requiere reposición de pavimentos caros.
  • Hay que salvar obstáculos complejos.
  • El tiempo de obra es crítico.

En proyectos de 40–100 metros, el coste suele representar un 10–30 % más que una zanja convencional; sin embargo, el ahorro en reposiciones, cortes y permisos supera con frecuencia esa diferencia.


Sostenibilidad: menos ruido, menos polvo, menos CO₂

Ciudad y clima han colocado a la HDD como una tecnología alineada con políticas verdes:

  • Minimiza movimientos de tierra.
  • Reduce emisiones de maquinaria.
  • Evita desmontajes de pavimentos con alta huella de carbono.
  • Reduce residuos, ya que la mayor parte del fluido se recicla.

El resultado es una obra más limpia, discreta y compatible con entornos sensibles.


Reflexión final: la obra invisible que cambia las ciudades

La HDD es una de esas innovaciones que, sin grandes titulares, está redefiniendo cómo crecen las ciudades. Permite tender infraestructuras con una delicadeza casi quirúrgica, evitando las cicatrices urbanas que durante décadas han sido inevitables. En un país que apuesta por la digitalización, la electrificación y la resiliencia climática, esta tecnología se ha convertido en un pilar silencioso pero decisivo.


Preguntas frecuentes (FAQ)

1. ¿Qué longitudes son habituales en HDD?
Entre 40 y 150 metros en obra urbana; más de 300 metros en proyectos especiales.

2. ¿Qué tipo de tuberías se pueden instalar?
PEAD, acero, PVC orientado, fundición dúctil con camisas especiales y conducciones eléctricas.

3. ¿La HDD es segura en terrenos inestables?
Sí, siempre que se controle presión, trayectoria y se empleen fluidos adecuados.

4. ¿Qué pasa si se pierde fluido bentonítico?
Se ajustan presiones, se cambia la mezcla y se monitoriza la superficie para evitar cavidades.

5. ¿Compensa económicamente frente a la zanja?
En zonas urbanas densas casi siempre resulta más eficiente en el balance global de costes.

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