Robots en la construcción chilena: drones, exoesqueletos y realidad aumentada transforman la obra en 2026
Chile vive una revolución silenciosa en sus obras: drones, exoesqueletos y realidad aumentada transforman la construcción en una industria inteligente.

Drones y exoesqueletos redefinen la productividad en las obras chilenas hacia 2026.
La revolución tecnológica ha llegado a los cimientos de la construcción. En Chile, los robots en la construcción chilena están cambiando la manera de planificar, ejecutar y supervisar proyectos. Drones, exoesqueletos y realidad aumentada ya no son una promesa futurista, sino una transformación en marcha que redefine cómo se construye, mejora la seguridad y acelera la productividad en todo el país.
Drones: los ojos inteligentes de la obra chilena
Los robots en la construcción chilena, especialmente los drones, se han convertido en una herramienta esencial en los proyectos de infraestructura y edificación. Equipados con cámaras de alta resolución y sensores térmicos o LIDAR, permiten monitorear el avance de obra, medir terrenos y detectar desviaciones constructivas en tiempo real.
Según la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), los drones son una de las tecnologías con mayor adopción dentro del proceso de digitalización del sector. De hecho, la Universidad de Chile registró un aumento del 239 % en su uso en proyectos de construcción en los últimos años. Esta expansión responde a la necesidad de mejorar la eficiencia y seguridad en un entorno donde cada decisión afecta directamente los costos y los plazos.
El programa Construye2025 ha sido clave para acelerar la incorporación de soluciones tecnológicas. Su iniciativa Radiografía de Innovación en la Construcción identifica a los drones como el principal puente entre la obra física y la inteligencia digital. Hoy existen más de 300 empresas habilitadas para operar drones industriales en Chile, lo que demuestra que el país se consolida como líder regional en la materia.
El beneficio es tangible: supervisiones más precisas, reducción de retrabajos y una mejor gestión del riesgo. Gracias a estos “asistentes aéreos”, los ingenieros pueden analizar modelos 3D o comparar avances con el diseño original sin interrumpir las operaciones, impulsando una eficiencia inédita en la obra chilena.
Exoesqueletos: fuerza humana asistida
En los talleres y faenas, otro tipo de robot comienza a hacerse notar dentro de los robots en la construcción chilena: los exoesqueletos industriales. Aunque su presencia aún es incipiente, empresas como Hilti Chile ya comercializan modelos ergonómicos para reducir la fatiga muscular en labores repetitivas o en altura. Estos dispositivos mecánicos, que se ajustan al cuerpo, aumentan la fuerza y resistencia del operario, disminuyendo lesiones por sobreesfuerzo.
El interés no es casual. Según la Revista Médica de Chile, los exoesqueletos pueden revolucionar sectores como la construcción, al mejorar la seguridad y prevenir trastornos musculoesqueléticos. Además, Codelco División El Teniente ha iniciado un plan piloto con exoesqueletos para sus trabajadores en planta, abriendo el camino hacia su implementación en la construcción pesada.
Sin embargo, su adopción masiva enfrenta desafíos: los costos de adquisición, la formación de operarios y la integración normativa. Aun así, expertos del Centro de Tecnologías para la Sociedad proyectan que hacia 2026 las principales constructoras chilenas iniciarán pruebas en obras urbanas y de montaje estructural, siguiendo la tendencia global de automatización asistida.
Esta convergencia entre cuerpo y máquina no sustituye a los trabajadores, sino que los potencia, ofreciendo condiciones laborales más seguras y sostenibles. En un país con escasez de mano de obra especializada, los exoesqueletos se perfilan como una respuesta tecnológica y humana a la vez.
Realidad aumentada y obra 4.0: del plano al entorno inmersivo
Chile ha avanzado rápidamente en la incorporación de realidad aumentada (RA) y realidad virtual (VR) como herramientas de gestión y capacitación. El Centro Tecnológico para la Innovación en Construcción (CTeC) y la CChC impulsan programas que integran estas tecnologías dentro de los Métodos Modernos de Construcción (MMC), promoviendo una formación más segura y eficiente.
El proyecto Pignus, financiado por el Fondo de Innovación CChC, desarrolló simulaciones inmersivas con visores RA para entrenar a obreros en procedimientos de seguridad. Los participantes aprenden a reconocer riesgos y actuar en escenarios peligrosos sin exponerse físicamente, reduciendo accidentes y mejorando la toma de decisiones.
Paralelamente, arquitectos y capataces ya utilizan visores RA para superponer modelos BIM tridimensionales sobre el entorno real de la obra, detectando interferencias entre instalaciones y anticipando errores de diseño. Este enfoque —alineado con la meta del programa Ruta BIM, que busca alcanzar un 70 % de adopción en Chile— marca la transición hacia una obra inteligente, donde cada dato se convierte en acción.
En este contexto, iniciativas vinculadas a la economía circular en la construcción, como las que hemos analizado en Habitaro, se complementan con la digitalización, demostrando que la sostenibilidad y la tecnología son dos caras de la misma moneda.
Hacia una construcción chilena robotizada y sostenible
El impacto de los robots en la construcción chilena va más allá de la productividad. La digitalización permite reducir residuos, optimizar materiales y mejorar la trazabilidad energética de cada proyecto, integrando objetivos de sostenibilidad ambiental y eficiencia.
Las innovaciones tecnológicas también se alinean con la tendencia global hacia materiales más ecológicos, como los explorados en Materiales sostenibles en 2025: del bambú estructural a la lignina. De esta forma, la automatización se convierte en un catalizador del cambio estructural que el sector necesita para cumplir con los compromisos de carbono neutralidad y bienestar laboral.
Para 2026, la obra chilena media podría integrar drones autónomos que inspeccionan avances, operarios con exoesqueletos colaborativos y visores de RA que guían cada fase constructiva. Una sinfonía entre tecnología, seguridad y sostenibilidad que redefine la identidad de la ingeniería latinoamericana.
Conclusión: una revolución en marcha
Los robots en la construcción chilena representan un punto de inflexión. Drones, exoesqueletos y realidad aumentada no son solo herramientas: son el inicio de una nueva forma de construir. Chile se posiciona como un laboratorio regional donde la Obra 4.0 deja de ser un concepto aspiracional para convertirse en una realidad medible.
El reto ahora es escalar la adopción. Las empresas deberán invertir en capacitación, actualizar normativas y medir los beneficios de esta transición tecnológica. Si el país mantiene su ritmo de innovación, en pocos años veremos obras más inteligentes, seguras y sostenibles, impulsadas por robots que ya trabajan codo a codo con los humanos.
Preguntas frecuentes sobre robots en la construcción chilena
Principalmente drones para supervisión y topografía, exoesqueletos en fase piloto para asistencia física, y sistemas de realidad aumentada para capacitación y control de obra.
Aumentan la precisión de las mediciones, permiten visualizar el avance en tiempo real y reducen costes al detectar errores tempranos en la obra.
Su costo, la falta de formación técnica y la necesidad de normativas claras para su uso en entornos constructivos intensivos.
Facilita la integración entre el modelo digital y la obra real, mejora la seguridad laboral y optimiza la gestión del ciclo constructivo.
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