El gigante que mira al cielo africano: la historia viva del Carlton Centre y su renacimiento sostenible

Vista del centro de Johannesburgo desde el mirador del Carlton Centre, conocida como ‘Top of Africa’.”
Durante más de medio siglo, el Carlton Centre domina el horizonte de Johannesburgo. Inaugurado en 1973, este rascacielos de 223 metros fue durante años el más alto de África y un símbolo de modernidad. Su historia refleja la evolución urbana del continente: del auge del hormigón y el acero a los nuevos desafíos de la rehabilitación sostenible.
Hoy, mientras el centro de la ciudad se reinventa, el Carlton Centre —diseñado por el estudio estadounidense Skidmore, Owings & Merrill (SOM)— se convierte en un modelo de adaptación. Representa el equilibrio entre eficiencia energética, accesibilidad universal y tecnología inteligente sin perder su identidad original.
Un emblema de la arquitectura moderna africana
El Carlton Centre se alza en la intersección de Commissioner Street y Kruis Street, sobre un terreno de 60.000 m². Su construcción marcó un antes y un después para Sudáfrica. En él se integraron oficinas, un centro comercial y un hotel de lujo, junto a un sistema de ascensores de alta velocidad, una rareza en su época.
El edificio, fiel al estilo internacional, presenta líneas limpias y repetitivas. Su estructura combina hormigón armado y un núcleo central de servicios que soporta los pisos superiores. La torre cuenta con 50 plantas y cinco niveles subterráneos destinados a locales, restaurantes y accesos directos al metro.
Uno de los mayores desafíos fue su cimentación. Se retiraron más de 120.000 toneladas de tierra para crear el complejo subterráneo, una auténtica hazaña técnica en los años setenta.
Ascensores que marcaron un hito
El corazón tecnológico del edificio son sus 26 ascensores de alta velocidad, fabricados por Otis Elevator Company. Se agrupan en diferentes zonas: unos para oficinas, otros para visitantes y algunos para servicios. Alcanzan velocidades de 5 metros por segundo, una cifra comparable a los rascacielos de Nueva York o Chicago en aquel tiempo.
Estos equipos estaban pensados para mover hasta 15.000 personas al día con fluidez. Años después, varios ascensores fueron modernizados con control de frecuencia variable (VVVF). Este sistema redujo el consumo energético y las vibraciones, mejorando el confort de los usuarios.
El mirador del piso 50, conocido como Top of Africa, sigue siendo una de las grandes atracciones. Desde allí, los visitantes disfrutan de una vista panorámica de 360° sobre Johannesburgo, una experiencia que mantiene al Carlton Centre como referente urbano.
Singularidades estructurales y urbanas
A diferencia de otros rascacielos de su tiempo, el Carlton Centre se diseñó como una ciudad vertical. En su interior funcionaban el Carlton Hotel, un centro de convenciones y oficinas gubernamentales. Además, pasarelas peatonales conectaban el complejo con la red comercial subterránea.
La estructura combina un núcleo de hormigón armado con un marco perimetral de pilares y vigas. Esta configuración permite plantas diáfanas de hasta 1.000 m², una innovación notable para la época.
La fachada, formada por paneles de aluminio anodizado y vidrio bronce, reduce la radiación solar y mejora el aislamiento térmico. La ausencia de balcones disminuye el mantenimiento y optimiza la eficiencia energética.
A pesar de su edad, el edificio mantiene una resistencia estructural sobresaliente. Refuerzos horizontales en las plantas técnicas y superiores mejoran su respuesta frente al viento y la vibración.
De icono del progreso a símbolo de resiliencia
Durante las décadas de 1980 y 1990, el Carlton Centre sufrió el mismo declive que el centro urbano de Johannesburgo. El hotel cerró y muchas empresas se mudaron a Sandton. Sin embargo, el edificio nunca perdió su valor simbólico.
En los últimos años, el municipio de Johannesburgo y socios privados han impulsado su renovación energética. Se han instalado sistemas de climatización eficientes, iluminación LED inteligente y vidrios de control solar en las plantas superiores.
Los ascensores ahora incluyen sensores predictivos que calculan la demanda y optimizan los desplazamientos, reduciendo esperas y consumo eléctrico. Gracias a estas mejoras, el Carlton Centre es hoy un modelo de reutilización adaptativa en África.
Sostenibilidad y economía circular
La renovación del Carlton Centre trasciende la tecnología. Representa un nuevo enfoque sobre sostenibilidad urbana africana. En lugar de demoler y reconstruir, el proyecto apuesta por reutilizar estructuras existentes.
El edificio sirve como ejemplo de economía circular aplicada a la arquitectura. Gran parte de su estructura original se ha conservado. Los materiales retirados —como aluminio, cableado y vidrio— se reciclaron o reutilizaron en obras locales.
Entre las mejoras previstas destacan los paneles solares en la azotea técnica y un sistema de recolección de aguas pluviales para uso sanitario y limpieza.
Esta transformación demuestra que un rascacielos de los años 70 puede adaptarse a los estándares ambientales actuales sin perder su carácter.
Reflexión final: el futuro vertical de África
El Carlton Centre es más que un rascacielos: es la memoria de un continente en transformación. De símbolo de progreso a emblema de sostenibilidad, su evolución muestra cómo la innovación puede reconciliar pasado y futuro.
En África, donde las ciudades crecen a ritmo vertiginoso, el ejemplo del Carlton Centre recuerda una lección esencial: no siempre hay que construir más alto, sino construir mejor
Innovación climática y diseño vertical: lecciones desde otros gigantes
La historia del Carlton Centre se conecta con otros hitos de la arquitectura moderna. El Palacio Gustavo Capanema en Brasil fue pionero en el control solar de fachadas, una idea que décadas más tarde inspiró a muchos edificios, incluido el Carlton. Las Torres Petronas de Kuala Lumpur llevaron esa búsqueda de eficiencia a un nivel superior, combinando acero, vidrio y diseño simbólico.
En estas obras, la gestión térmica es clave. El choque térmico en fachadas de vidrio se mitiga con vidrios de baja emisividad y sistemas de sombreado. El efecto chimenea en rascacielos ayuda a ventilar naturalmente los espacios verticales. En climas cálidos, el control de la radiación solar en fachadas curvas reduce la carga térmica interior.
Estos ejemplos demuestran que la sostenibilidad en altura no depende solo de la tecnología, sino también de la inteligencia del diseño. Un principio que el Carlton Centre cumple desde su concepción.
Preguntas frecuentes
1. ¿Cuándo se construyó el Carlton Centre?
Se inauguró en 1973, tras seis años de construcción, bajo diseño de SOM.
2. ¿Cuántos ascensores tiene?
Dispone de 26 ascensores, varios modernizados con control electrónico y sensores inteligentes.
3. ¿Cuál es su altura exacta?
Alcanza 223 metros con 50 plantas y cinco niveles subterráneos.
4. ¿Puede visitarse el mirador?
Sí, el mirador Top of Africa sigue abierto al público.
5. ¿Qué mejoras sostenibles incluye?
Climatización eficiente, cristales de control solar, LED inteligentes y proyectos de energía solar.