Derrumbe en el centro de Madrid: qué se sabe (y cómo podría haberse evitado)

El derrumbe parcial de un edificio en obras en el centro de Madrid ha dejado varias víctimas y reabre el debate sobre la seguridad estructural y la profesionalización en el sector de la construcción. Analizamos qué se sabe, qué hipótesis se barajan y cómo podrían evitarse tragedias similares.

Derrumbe de edificio en obras en Madrid, con bomberos y escombros visibles

El edificio de la calle Hileras, en Madrid, colapsó parcialmente durante su rehabilitación.

Un derrumbe que conmociona al centro de Madrid

El pasado 7 de octubre de 2025, un edificio en rehabilitación situado en la calle de las Hileras, a escasos metros de la plaza de Ópera, sufrió un derrumbe parcial mientras se ejecutaban trabajos para su reconversión en hotel.
Según fuentes municipales, en el momento del colapso se encontraban en la obra entre 30 y 40 trabajadores, y el suceso se produjo alrededor de las 13:00 horas, provocando el desplome de varios forjados interiores.

Los servicios de emergencia desplegaron once dotaciones de bomberos y equipos de rescate urbano que trabajaron durante toda la tarde y noche.
Lamentablemente, las autoridades confirmaron varias víctimas mortales y heridos de diversa consideración, según informaron medios como El País y 20 Minutos.


Qué se sabe y qué se está investigando

Por el momento, las causas siguen bajo investigación.
Las primeras hipótesis, todavía sin confirmar, apuntan supuestamente a un posible fallo estructural en los forjados o a una sobrecarga puntual de materiales en plantas superiores, lo que podría haber desencadenado un colapso en cascada.

De acuerdo con las fuentes iniciales, se analizan los informes previos del edificio y si los protocolos de seguridad estructural se aplicaron correctamente durante la obra.
La investigación también valorará si las cargas temporales y los apeos fueron suficientes, y si el proyecto ejecutivo contemplaba la resistencia real del inmueble.

Como ya se vio en otros casos recientes en la capital, como el colapso parcial ocurrido en Herrera Oria en 2023, los trabajos de rehabilitación estructural en edificios antiguos presentan riesgos elevados si no se controlan las fases de refuerzo y apuntalamiento con rigor técnico.



Rehabilitar edificios antiguos: un reto de alta complejidad

El inmueble siniestrado contaba con seis plantas más sótano y una estructura probablemente mixta, con muros de carga de ladrillo y forjados antiguos.
Este tipo de configuraciones, habituales en el centro histórico de Madrid, requieren intervenciones extremadamente cuidadosas.
Cabe recordar que cada forjado, viga o muro puede reaccionar de forma distinta al retirar cargas o abrir huecos.

Antes de cualquier reforma, es fundamental realizar ensayos no destructivos, catas estructurales y un modelo de cálculo actualizado.


Cómo se podría haber evitado un accidente así

Sin adelantar conclusiones oficiales, los expertos coinciden en que algunas buenas prácticas preventivas habrían reducido la probabilidad de este siniestro:

  1. Estudios estructurales previos más exhaustivos.
    Antes de intervenir en un edificio antiguo, es esencial conocer su capacidad real mediante ensayos, modelos estructurales y simulaciones de cargas.
    Esto permite diseñar refuerzos previos y planificar el orden seguro de ejecución.
  2. Control riguroso de las cargas temporales.
    Evitar acumulaciones de materiales o maquinaria en puntos débiles es vital. En rehabilitación, las cargas provisionales pueden ser tan peligrosas como las definitivas si no se controlan.
  3. Refuerzos progresivos y apeos temporales.
    Los apuntalamientos deben mantenerse hasta que la estructura esté completamente consolidada. Retirarlos antes de tiempo —o no colocarlos correctamente— puede ser letal.
  4. Supervisión técnica constante.
    La presencia activa del director de obra y del coordinador de seguridad resulta indispensable.
    Las revisiones periódicas, con control documental, ayudan a detectar fisuras, deformaciones o ruidos anómalos que anticipan un fallo estructural.
  5. Protocolos de emergencia claros y activos.
    Ante cualquier señal de riesgo, los trabajadores deben saber cómo detener los trabajos, evacuar y notificar a los responsables técnicos.
  6. Auditorías externas en fases críticas.
    Incorporar inspecciones independientes de seguridad estructural durante los momentos más delicados del proceso puede aportar una capa extra de control y transparencia.
  7. Profesionalización y formación del personal de obra.
    Más allá del cálculo y la dirección técnica, la seguridad depende también del trabajo diario en el tajo.
    Una formación continua del personal de obra —encargados, jefes de equipo, peones especializados— puede prevenir errores tan comunes como acopiar materiales pesados sobre un mismo forjado o retirar apuntalamientos antes de tiempo.
    Fomentar esta cultura técnica y una comunicación fluida entre operarios y técnicos ayudaría a detectar riesgos antes de que se materialicen.

La importancia de una cultura de seguridad estructural

El Ayuntamiento de Madrid ha abierto una investigación oficial, y no se descarta que la Fiscalía analice el caso si se detectan negligencias.
Mientras tanto, se trabaja en el apuntalamiento del edificio afectado y en la evaluación de los inmuebles colindantes, para garantizar que no existen riesgos de colapso adicional.

El Colegio de Aparejadores de Madrid ha recordado que “las obras de rehabilitación requieren tanta o más especialización que una obra nueva”, insistiendo en la necesidad de reforzar la formación técnica y la prevención estructural.
Este suceso refuerza la urgencia de una profesionalización integral del sector, tanto en el plano técnico como en el operativo, para reducir la siniestralidad laboral y los fallos estructurales.



Lecciones para el futuro

El derrumbe de la calle Hileras pone de manifiesto que la seguridad estructural no es solo una cuestión de cálculo, sino de cultura, coordinación y formación.
Cada obra debe abordarse como un sistema complejo en el que cada decisión técnica y cada acción en obra tienen consecuencias reales.
Mientras se esperan los resultados de la investigación, el sector tiene una oportunidad clara: aprender de lo ocurrido y reforzar la prevención en cada fase de la construcción y la rehabilitación urbana.

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