El secreto energético del mar: ¿pueden las olas iluminar nuestras ciudades?

El oleaje constante del mar, un recurso natural con gran potencial para el desarrollo de la energía undimotriz.
Imagina estar en un acantilado frente al océano. Las olas llegan una tras otra, inagotables, golpeando la costa con una fuerza que parece eterna. Ahora piensa: ¿y si toda esa energía pudiera transformarse en electricidad para alimentar nuestras casas y ciudades? Esa es la promesa de la energía undimotriz, una de las renovables más desconocidas y, al mismo tiempo, más fascinantes.
¿Qué es la energía undimotriz?
La energía undimotriz aprovecha el movimiento de las olas para generar electricidad. Cada ola es una especie de “batería natural” cargada de energía cinética y potencial. A diferencia de la mareomotriz, que depende de la subida y bajada del nivel del mar, la undimotriz se alimenta del oleaje constante que nunca deja de agitar los océanos.
En otras palabras, no hablamos de un recurso que aparece de forma puntual: las olas no descansan, y esa regularidad convierte a esta tecnología en una opción energética con un enorme futuro.
Cómo funciona: de la ola al enchufe
Transformar el vaivén del mar en electricidad requiere ingenio y resistencia frente a la fuerza de la naturaleza. Estas son algunas de las soluciones que los ingenieros han desarrollado:
- Columnas de agua oscilante (OWC): cámaras que encierran aire. Cada ola comprime y descomprime ese aire, haciéndolo pasar por una turbina que genera electricidad.
- Boyas absorbentes: flotan como corchos gigantes y transforman el movimiento vertical de las olas en energía.
- Atenuadores flotantes: enormes estructuras articuladas que, al moverse con el oleaje, bombean fluidos hacia generadores internos.
- Dispositivos de sobrevertido: capturan agua en depósitos elevados cuando llega la ola; después, al caer, esa agua mueve turbinas, como una pequeña presa marina.
El principio es simple: donde hay movimiento, puede haber electricidad. La clave está en cómo hacerlo eficiente y resistente en un entorno tan hostil como el mar.
Ventajas de un recurso inagotable
Lo que hace tan especial a la energía undimotriz es la combinación de varias ventajas difíciles de igualar:
- Recurso abundante: el 70 % de la Tierra está cubierta por océanos, lo que garantiza un potencial casi infinito.
- Alta densidad: el agua es mucho más densa que el aire, lo que significa que una ola puede generar más energía en menos espacio que un aerogenerador eólico.
- Previsibilidad relativa: aunque el oleaje varía, es más fácil anticipar patrones de olas que vientos irregulares.
- Emisiones nulas durante su uso: no contamina ni depende de combustibles fósiles.
- Valor estratégico para países costeros: ofrece independencia energética a lugares con largas líneas de costa.
Los retos que todavía frenan su expansión
Como toda tecnología emergente, la undimotriz enfrenta obstáculos:
- Costes elevados: construir y mantener infraestructuras en el mar requiere grandes inversiones.
- Tecnología en desarrollo: aún no tiene la madurez de la solar o la eólica.
- Impacto en ecosistemas marinos: aunque menor que otras infraestructuras, puede afectar a la fauna y la pesca.
- Variabilidad del oleaje: no todas las costas tienen condiciones adecuadas para una producción estable.
- Corrosión y desgaste: el mar es implacable con los materiales, lo que encarece el mantenimiento.
Ejemplos que ya marcan el camino
Lejos de ser un concepto teórico, la energía undimotriz ya funciona en varios lugares del mundo:
- Mutriku (País Vasco, España): primera planta comercial de Europa. Desde 2011, sus columnas de agua oscilante generan 300 kW de electricidad, demostrando que esta energía puede integrarse en la red.
- Pelamis (Escocia): aquel proyecto de grandes “serpientes marinas” rojas flotando en el Atlántico fue pionero en atenuadores flotantes. Aunque terminó por falta de financiación, dejó un legado tecnológico clave.
- Portugal: probó boyas absorbentes en la costa de Peniche, confirmando la viabilidad del sistema.
- Australia: ha desarrollado dispositivos flotantes que ya han suministrado energía al país, uno de los más expuestos al oleaje.
Estos proyectos muestran que el camino no está libre de dificultades, pero sí de esperanza: lo que hoy son pruebas piloto, mañana puede convertirse en centrales marinas a gran escala.
El futuro: un océano de posibilidades
Los expertos coinciden: si la energía undimotriz logra abaratar costes y mejorar la durabilidad de sus equipos, podría convertirse en un pilar de la matriz energética mundial. La Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) estima que, hacia 2050, la energía marina podría aportar un porcentaje relevante de la electricidad global.
En un contexto donde urge abandonar los combustibles fósiles, mirar al océano no es un capricho, es una necesidad. Cada ola que rompe contra la costa es un recordatorio de que la naturaleza tiene soluciones que aún no hemos aprendido a aprovechar del todo.
Otras innovaciones que están transformando la energía
El oleaje no es la única sorpresa en el mapa de las renovables. Si quieres seguir explorando alternativas que están cambiando la forma en la que producimos y consumimos electricidad, te recomendamos leer sobre la energía eólica y sus características, la energía fotovoltaica y sus singularidades, la geotermia en climatización eficiente, los avances en hidrógeno verde y los retos de la electrificación total de edificios.
Preguntas frecuentes
¿Qué diferencia hay entre la energía undimotriz y la mareomotriz?
La undimotriz aprovecha las olas, mientras que la mareomotriz utiliza la subida y bajada de las mareas.
¿Se puede instalar en cualquier costa?
No. Solo funciona bien en zonas con oleaje fuerte y regular.
¿Es una energía cara?
Por ahora sí, aunque los costes bajarán con innovación y más proyectos a gran escala.
¿Qué impacto ambiental tiene?
Es bajo en comparación con otras fuentes, pero puede modificar hábitats marinos y rutas de pesca.
¿Quiénes lideran esta tecnología?
España, Portugal, Escocia y Australia están a la cabeza en proyectos y pruebas reales.