Litio en Chile 2025: transición energética con justicia indígena y sostenibilidad
El litio en Chile 2025 marca un punto de inflexión: mayor control estatal, participación indígena y grandes inversiones internacionales. El desafío está en equilibrar el boom del “oro blanco” con la sostenibilidad del Salar de Atacama y el respeto a los derechos de las comunidades originarias.

Minería de litio en Chile en 2025: inversión extranjera y justicia indígena. Imagen generada por IA.
El litio es el corazón de la nueva economía energética mundial. Chile, segundo productor global y con reservas de gran riqueza, redefine en 2025 su estrategia. El objetivo es equilibrar inversión extranjera, desarrollo nacional y derechos indígenas. El debate sobre el litio en Chile 2025 gira en torno a la Estrategia Nacional del Litio, la participación de las comunidades y la sostenibilidad ambiental en los salares altoandinos.
Estrategia Nacional del Litio: estatalización y alianzas público-privadas
Desde abril de 2023, Chile impulsa la Estrategia Nacional del Litio (ENL) con el objetivo de aumentar la presencia estatal, diversificar socios internacionales y garantizar la participación local. Este plan, que se materializa en 2025, marca un antes y un después en la explotación del recurso.
El actor clave es Codelco, que asumió el control mayoritario de la explotación en el Salar de Atacama, en alianza con SQM hasta 2060. Según CIPER Chile, este acuerdo busca no solo mayores ingresos fiscales. También pretende una gobernanza más inclusiva, con el Estado como garante de que las rentas del litio se reinviertan en innovación y transición energética. La Estrategia Nacional del Litio busca consolidar el litio en Chile 2025 como referente global de sostenibilidad.
A la vez, avanzan proyectos en los salares de Agua Amarga, Ascotán y Coipasa, liderados por Eramet, Quiborax y Codelco. El más ambicioso es Salares Altoandinos, con más de 3.000 millones de dólares de inversión en asociación con Rio Tinto, cuya producción escalará de 35.000 a 75.000 toneladas anuales hacia 2032, según Reuters.
Comunidades indígenas y minería de litio en Chile 2025
El auge del litio ha puesto en el centro a comunidades como los Lickanantay, organizados en el Consejo de Pueblos Atacameños, que reclaman consulta previa y participación en beneficios. La extracción ha reducido la disponibilidad de agua en ecosistemas frágiles, afectando la ganadería y agricultura de altura.
La IWGIA, en su informe sobre impactos del litio en pueblos indígenas, advierte que muchos procesos se han acelerado sin el diálogo adecuado. El Convenio 169 de la OIT no siempre se cumple, lo que genera tensiones y litigios judiciales en el norte chileno.
La cuestión no es solo legal, sino ética: ¿puede la transición energética ser justa si se sacrifica el equilibrio hídrico? Como recuerda El País en el reportaje “Mucho litio y poca agua”, el dilema en Atacama es claro: crecimiento económico versus supervivencia de un ecosistema único.
Gobernanza y participación en la explotación del litio en Chile
En agosto de 2025, el Ministerio de Minería publicó un decreto que asegura que las comunidades indígenas reciban 0,24 % de las ventas anuales de litio. También establece pagos garantizados: 20.000 dólares tras la exploración avanzada y 50.000 dólares al aprobarse la evaluación ambiental. El texto legal puede consultarse en la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, que detalla además la obligación de estudios antropológicos financiados por las empresas.
Un caso innovador es el del proyecto Kuska en Ollagüe, donde la comunidad quechua participa con un 5 % gratuito en la sociedad conjunta y un asiento en el directorio. Según la revista Nueva Minería, este modelo demuestra que la cogestión empresarial y los beneficios tangibles son posibles.
Inversión extranjera y sostenibilidad: un delicado equilibrio
El interés global por el litio en Chile 2025 es enorme. Europa y Asia buscan asegurar suministro para baterías eléctricas, y empresas como Rio Tinto o Eramet ven al país como socio estratégico. Sin embargo, la presión internacional choca con la necesidad local de proteger ecosistemas y garantizar la licencia social de las comunidades.
Este escenario conecta con la transición energética en Latinoamérica, donde Chile aspira a liderar no solo como productor, sino como referente en sostenibilidad y gobernanza inclusiva. Como analizamos en Habitaro sobre la fiebre del litio en América Latina, la competencia regional obliga a Chile a definir un modelo propio donde la justicia indígena sea el factor diferenciador.
Litio en Chile 2025, agua y cambio climático: los retos inmediatos
La minería del litio en salares consume grandes cantidades de agua. En el Atacama, la sobreexplotación de salmueras amenaza acuíferos y biodiversidad, incluyendo especies emblemáticas como los flamencos andinos. Este escenario conecta con fenómenos más amplios que ya hemos tratado en Habitaro, como los extremos climáticos en LATAM, que exigen repensar cómo compatibilizar recursos estratégicos y resiliencia ambiental.
Conclusión: hacia una transición energética justa
Chile vive un momento decisivo: transformar el boom del litio en una oportunidad de desarrollo sin repetir errores extractivistas. El litio en Chile no es solo cifras de inversión, es un debate sobre derechos, justicia climática y sostenibilidad.
El éxito dependerá de que el Estado consolide un marco regulatorio estable, que las empresas internacionales asuman compromisos ambientales y que las comunidades indígenas se conviertan en socias plenas de la nueva economía energética. El litio en Chile 2025 es una oportunidad única para equilibrar crecimiento económico, justicia indígena y resiliencia ambiental.
Preguntas frecuentes (FAQ)
Codelco, en alianza con SQM, lidera el Salar de Atacama bajo la Estrategia Nacional del Litio.
Reciben parte de las ventas, pagos garantizados y, en algunos casos, como el proyecto Kuska, asientos en los directorios empresariales.
La sobreexplotación de agua en salares afecta acuíferos, ecosistemas y biodiversidad local.
Proyectos como Salares Altoandinos, con más de 3.000 millones de dólares, son clave en la nueva etapa del litio chileno.